
La historia que estamos a punto de contarle ha dejado una huella en millones de internautas chinos. Eduard Quintana, un cirujano cardiovascular español, ha sido aclamado como un héroe tras salvar la vida de una mujer que sufrió un paro cardíaco. El médico, que trabaja en el Hospital Clínic de Barcelona, se encontraba en el aeropuerto internacional de Wuhan, en la provincia de Hubei, China, cuando el incidente ocurrió en febrero pasado.
Chen, una mujer de 53 años, sufrió un infarto en el aeropuerto. Quintana estaba a punto de abordar un vuelo de regreso a España cuando se encontró con la escena. Sin perder un segundo, el cirujano español practicó una reanimación cardiopulmonar a la señora Chen, manteniéndola con vida hasta que llegó un equipo de urgencias.
La noticia, que ha sido difundida ahora por medios locales, ha arrojado luz sobre la importancia de la formación en técnicas de reanimación cardiopulmonar, una competencia que, según el diario hongkonés South China Morning Post, menos del 1% de la población china sabe cómo practicar. En un país con una población de más de 1.400 millones de personas, esto es especialmente preocupante.
El incidente en el aeropuerto fue solo el comienzo de la historia de Chen y Quintana. Chen descubrió que sufría de una cardiopatía que requeriría de cirugía a corazón abierto. Pero, como si el destino estuviera jugando a su favor, resultó que Quintana había estado trabajando en China precisamente en este tipo de cirugía, junto a una de las mejores unidades de cardiología del gigante asiático, especializada en cardiomiopatías hipertróficas obstructivas.
Quintana, citado por el medio Jiupai News, expresó su esperanza de que este incidente sirva para destacar la importancia de la preparación en técnicas de reanimación cardiopulmonar.
Además de su rápida respuesta durante el infarto, Quintana también demostró su apoyo a Chen durante su posterior cirugía. A través del doctor Wei Xiang, conocido como el ‘padre’ de la técnica quirúrgica que necesitaba Chen y líder del equipo de cirujanos que la operaron el pasado 11 de marzo en el Hospital Tongji de Wuhan, Quintana envió sus buenos deseos.
La cirugía, una miectomía transapical cardíaca poco invasiva, implicó la extirpación de tejido dañado del corazón de Chen a través de una incisión de 5 centímetros. «El destino me ha salvado la vida», aseguró la paciente, que se recupera bien de la operación.
En agradecimiento a Quintana y al equipo médico chino que la atendió, Chen ha enviado regalos. Su historia, un verdadero testimonio del poder de la medicina y de la humanidad en acción, ha conmovido a millones de personas en China y más allá.
Para Quintana, un profesional de la salud que ha pasado su vida dedicado a salvar a los demás, este incidente es un recordatorio del poder y la importancia de su trabajo. Pero también es un llamado a la acción para aumentar la educación y la formación en reanimación cardiopulmonar, una habilidad que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
En un mundo en el que las malas noticias a menudo dominan los titulares, la historia de Chen y Quintana es un rayo de esperanza. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la humanidad y la compasión pueden brillar con fuerza. Y es una lección sobre la importancia de estar preparado para los desafíos que puedan surgir, ya sea en un hospital, en un aeropuerto o en cualquier lugar.