
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha abandonado recientemente el tono institucional y ha entrado en campaña ante el Congreso de EEUU. Siguiendo los pasos de Hillary Clinton en 2016, aunque con resultados menos favorecedores, Biden ha pronunciado su Discurso sobre el Estado de la Unión con un tono optimista, destinado a destacar la diferencia entre su visión de Estados Unidos y la del aspirante, Donald Trump, quien percibe al país como una zona de guerra.
En su discurso, Biden ha defendido un futuro para Estados Unidos basado en «la libertad y la democracia», el cual se fundamenta en valores centrales que han definido al país: honestidad, decencia, dignidad e igualdad. Esta visión contrasta con la de su rival, Donald Trump, quien actualmente enfrenta 91 cargos penales, incluyendo insurrección y violación de la Ley de Espionaje.
El discurso de Biden ha girado en torno a cinco ideas principales. En primer lugar, la defensa de su gestión económica, que ha transformado a Estados Unidos en la economía del G-7 con mayor crecimiento y pleno empleo. Segundo, un enfoque inusual en los sindicatos, invitando al presidente del sindicato de trabajadores del sector de la automoción, UAW, Shawn Fain, a unirse a él.
Además, Biden ha defendido la democracia dentro y fuera de las fronteras de EEUU, aludiendo directamente a Donald Trump y a la situación en Ucrania. Biden también ha hecho énfasis en su intención de seguir apoyando a Ucrania «frente a la agresión de Putin», aunque no ha anunciado nuevas iniciativas al respecto.
El cuarto componente de su discurso ha sido su capacidad para trabajar con la oposición republicana, con la que ha logrado los mayores éxitos legislativos de un jefe del Estado y del Gobierno de EEUU desde Ronald Reagan o Lyndon B. Johnson. Por último, Biden ha defendido su agenda social, en especial en cuestiones como los anticonceptivos, el aborto, y la fertilización in vitro.
Biden ha criticado a Trump, afirmando que su predecesor «fracasó en el deber más importante de un presidente» en referencia a la respuesta de Trump al COVID-19. Biden también ha reafirmado su apoyo a Ucrania «frente a la agresión de Putin», pero no ha anunciado nuevas iniciativas.
Entre los invitados de la primera dama, Jill Biden, para presenciar en directo la intervención estuvieron Kate Fox, a quien el Tribunal Supremo de Texas le negó un aborto, y Latorya Beasley, a quien le cancelaron un tratamiento de fecundación in vitro en Alabama.
Biden también manifestó su oposición al recorte o a la privatización de las pensiones y al sistema público-privado de asistencia médica a las personas de más edad, Medicare, dos ideas que el Partido Republicano y Donald Trump han defendido.
El primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, estaba presente en la ceremonia. «Bienvenido a la OTAN», le dijo Biden. También se acordó de la alianza atlántica y citó a Trump cuando aseguró que «uno de mis predecesores ha dicho a Putin: ‘Haz lo que quieras'» en referencia a invadir a un país de la OTAN.