
El conflicto en Ucrania continúa intensificándose con cada día que pasa, y la lucha de la nación contra la invasión rusa se ha convertido en una batalla de David contra Goliat. A pesar de verse superada en número y recursos, Ucrania está utilizando todo lo que tiene a su disposición para defenderse. En algunos casos, la munición que posee es insuficiente para detener los misiles rusos o las ofensivas de las tropas rusas en el frente para tomar aldeas que están en ruinas. Sin embargo, Ucrania está aprovechando al máximo la poca munición que tiene.
Un ejemplo de esto son los misiles ATACMS, que Estados Unidos había proporcionado a Kiev en cantidades limitadas y en versiones antiguas que no alcanzan el rango de 300 kilómetros de distancia. El primer uso de estos misiles contra objetivos rusos resultó en la destrucción de nueve helicópteros de ataque rusos Ka-52 en el aeródromo de Berdiansk. Posteriormente, el uso de estos proyectiles cayó en el olvido, como si Ucrania se hubiera quedado sin ellos. Pero eso no fue el caso.
En una reciente ofensiva, Ucrania logró uno de los bombardeos más exitosos de la invasión hasta ahora. El ataque, realizado a distancia con dos oleadas de misiles, resultó en varias explosiones en la base de Dzhankoy, seguidas de explosiones secundarias procedentes de un almacén de municiones alcanzado. La segunda oleada de misiles contenía municiones convencionales.
Las imagenes publicadas en los canales de Telegram de las unidades aéreas rusas muestran varias lanzaderas y un radar destruidos de una batería antiaérea S400, la más moderna y costosa del arsenal ruso, equivalente a los Patriot de EEUU. Este sistema de defensa aérea estaba destinado a proteger el centro de la península de Crimea.
Lo sorprendente es que los drones y misiles ucranianos están llegando con cierta facilidad al corazón de la supuestamente ultradefendida Crimea. ¿Por qué sus rutas están tan abiertas a pesar de tener los rusos estos sistemas desplegados? Es porque Ucrania ya consiguió eliminar dos baterías S400 de las cinco que Rusia poseía en la península. Recientemente, cayó la tercera.
Los S400 son la respuesta rusa a la amenaza aérea de la OTAN y Ucrania, pero la industria armamentística rusa ha sufrido un golpe a su reputación. Uno de estos sistemas, ubicado en el cabo Tarkhankut, fue eliminado con un misil que no logró interceptar mientras estaba siendo grabado por un dron que tampoco logró derribar.
En otro lugar, Ucrania lanzó un ataque con drones sobre la fábrica de aviones de Tatarstán, donde Rusia produce y repara sus bombarderos pesados Tu-22 y Tu-160, los encargados de lanzar los misiles sobre Ucrania. No se dispone de datos sobre el resultado de este ataque.
En respuesta a estos ataques, Rusia lanzó tres misiles Iskander sobre la ciudad de Chernigiv, matando al menos a 13 civiles, tres de ellos niños. Los misiles impactaron dos edificios de viviendas y un hospital lleno de pacientes.
En esta guerra, la tenacidad y la determinación de Ucrania están en plena exhibición. A pesar de estar superada en número, la nación está luchando con todas sus fuerzas para resistir la invasión rusa.