El holandés de ascendencia marroquí, Karim Bouyakhrichan, siempre ansió una vida más allá de lo cotidiano. Sin embargo, la noche del pasado 8 de enero, su vida dio un giro dramático. Policiales lo perseguían por las calles de Marbella, Málaga, sin embargo, logró huir en moto. Sus padres, sabiendo que estaban en la mira de la policía, cruzaron la frontera de Melilla hacia Marruecos, donde se habían instalado en un palacete lujoso después de haber hecho fortuna en los Países Bajos décadas atrás.
Las hermanas de Karim ya residían en Marruecos desde hace tiempo. Ese día también huyó uno de sus lavadores de dinero preferidos, un empresario que vivía en Melilla. En una ciudad como Melilla, donde la comisaría y los juzgados son lugares muy porosos, es difícil mantener un secreto, especialmente cuando hay un operativo en marcha.
El día siguiente, los agentes del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (GRECO) en la Costa del Sol lograron capturar a Karim Bouyakhrichan, conocido también como «Taxi». Karim es uno de los líderes internacionales de la conocida Mocro Mafia, y se le acusaba de haber blanqueado grandes sumas de dinero obtenido de narcotráfico y otros negocios ilícitos en colaboración con diversas familias con presencia en países como Bélgica y Holanda.
Este arresto fue un gran éxito para GRECO Costa del Sol, que llevaba casi una década tras la pista de Karim. Sus sospechas se incrementaron en 2017, cuando otro poderoso narcotraficante con estrechos lazos con los Bouyakhrichan fue detenido. Se trataba de Abdelkader Benali Mohamedi, alias «Laca», a quien le confiscaron una tonelada de cocaína en el puerto de Algeciras. La investigación policial reveló que los Bouyakhrichan y los Benali eran socios tanto en el narcotráfico como en el blanqueo de dinero.
La detención de Karim fue un duro golpe para la familia Bouyakhrichan. Se confiscaron 178 cuentas bancarias con cerca de tres millones de euros y se bloquearon 172 propiedades, incluyendo varias mansiones en Marbella valoradas en más de 50 millones de euros, y muchas más en Melilla. Los padres de Karim, que se habían instalado en un lujoso residencial en Melilla, ya no estaban allí. Habían huido a Nador horas antes.
El Juzgado de Instrucción número 4 de Marbella ordenó el ingreso en prisión sin fianza de Karim. Además, la justicia holandesa solicitó su extradición a la Audiencia Nacional, ya que era uno de los criminales más buscados en el pequeño país centroeuropeo. Sin embargo, el 22 de febrero, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Málaga admitió el recurso de su abogado y dictó un auto de excarcelación. El tribunal le pidió una fianza de 50.000 euros, le retiró el pasaporte y le obligó a presentarse en el juzgado cada 15 días.
La Fiscalía se opuso a su puesta en libertad, advirtiendo que existía un alto riesgo de fuga y que su alta capacidad económica facilitaría su escape. A pesar de ello, la Audiencia Provincial de Málaga le dejó libre. El abogado de «Taxi» alegó ausencia de indicios racionales de criminalidad y un agravio comparativo con otros investigados en la misma causa judicial que estaban en libertad.
El auto de excarcelación, firmado por tres jueces, reconocía el riesgo de fuga, ya que Karim era ciudadano extranjero y no tenía bienes raíces en España. Sin embargo, su esposa afirmó que ella vivía en Dubái y solo venía a Marbella de vez en cuando.
«Taxi» pasó por un juzgado español por última vez el 1 de abril. El 15 de abril se encendieron las alarmas cuando no se presentó. La Audiencia Nacional ha decidido mantener en vigor la orden de búsqueda y captura que ordenó tras la petición de extradición de Holanda. Karim Bouyakhrichan, quien había construido un imperio tras la muerte de su hermano Samir en 2014, ha demostrado tener la habilidad de esquivar la justicia una y otra vez. Y no parece que esta sea la última vez.