
En la isla tailandesa de Koh Samui, el acusado de asesinato, Daniel Sancho, se encuentra en la sala principal del tribunal, que se asemeja a la estructura de una iglesia con tres filas de bancos a la derecha y a la izquierda. Sancho, vestido en un pijama granate, se sienta en la primera fila de la derecha, con grilletes tanto en las manos como en los pies.
Según un testigo, Sancho no deja de hacer gestos audaces, como si estuviera dirigiendo la orquesta del juicio. Parece muy seguro de sí mismo y el juez le permite cuestionar a los testigos. Sin embargo, hubo un momento en el que el juez le reprendió por intentar intimidar a los testigos mientras hablaban.
En la segunda fila, detrás del acusado de asesinar y descuartizar al cirujano colombiano Edwin Arrieta, se encuentra su padre, Rodolfo Sancho. Según fuentes, padre e hijo se pasan hablando durante toda la sesión, en un ambiente de flexibilidad permitido por el juez.
Este miércoles ha comenzado la segunda sesión del juicio, que se lleva a cabo a puerta cerrada. El juez ha decretado un bloqueo informativo, prohibiendo a los medios de comunicación el acceso y a los abogados y al fiscal el dar detalles de lo que sucede en la sala.
Durante la apertura del juicio, Sancho se declaró inocente del asesinato premeditado de Arrieta. «Fue una pelea que yo no empecé. Le pedí que se fuera y me atacó», afirmó el español. Su interrogatorio formal está programado para el 25 de abril.
Por segundo día consecutivo, la entrada del tribunal se ha llenado de periodistas y cámaras desplazados desde España. A su llegada a la corte, el actor Rodolfo Sancho, aunque sereno, mostró su enfado y pidió que dejaran de acosarlo y de tomarle fotos en la isla. Silvia Bronchalo, la madre del acusado, también llegó a la corte, habiéndose ausentado durante la primera sesión del juicio.
Como en la sesión anterior, otros cuatro testigos han declarado en Samui este miércoles, incluyendo a la mujer que vendió a Sancho el kayak que usó para deshacerse de los restos de Arrieta. En una tienda situada cerca de la villa donde tuvo lugar el crimen, en la isla de Koh Phangan, Sancho compró el kayak a pesar de las advertencias de las empleadas de la tienda sobre el peligro de adentrarse en el mar a esas horas de la noche.
Otro testigo fue la empleada del supermercado donde Sancho compró los cuchillos que utilizó para desmembrar el cuerpo de Arrieta. Un ticket de compra encontrado con los restos de la víctima llevó a la policía hasta el Big C Food Market, el supermercado más grande de la isla.
Las cámaras de seguridad del supermercado captaron a Sancho comprando un cuchillo de ocho pulgadas para picar carne, tres paquetes de bolsas de basura, guantes de látex, mallas metálicas de acero inoxidable, 120 metros de papel film, gomas de atar y estropajos. Un día después, Sancho compró otro cuchillo y una sierra en otra tienda, Home Mart.
Las cámaras de seguridad fuera del supermercado permitieron a los agentes obtener la matrícula de la moto que Sancho usaba para moverse por la isla, lo que los llevó a la tienda donde había alquilado el vehículo y donde guardaban una copia de su pasaporte.
La dueña de la tienda de motos y una trabajadora del vertedero declararon en la primera sesión del juicio. Este miércoles también intervino uno de los agentes de la comisaría de Koh Phangan que llevó a cabo la investigación. Todos ellos han sido citados por la Fiscalía, que pide la pena capital para Sancho.