
Después de seis años y medio en el exilio en Bélgica, el ex presidente de la Generalitat y líder de Junts, Carles Puigdemont, ha tomado la decisión de mover más cerca de casa. Puigdemont ha dejado atrás su mansión en Waterloo y ha establecido su residencia en la región francesa de Vallespir, situada a tan solo 30 kilómetros de la frontera española.
Este movimiento, que tuvo lugar la semana pasada y se confirmó el viernes, se ve como un intento de acercamiento gradual a Cataluña por parte de Puigdemont. Durante la conferencia en la que confirmó su candidatura, prometió que regresaría a España si logra reunir suficientes apoyos para ser investido en el Parlament en junio. Según sus cálculos, para entonces, la ley de amnistía ya se habría aplicado, eliminando la orden de detención que pesa sobre él en territorio español.
Puigdemont oficializó su participación en la elección del 12 de mayo desde Elna, el municipio francés donde se escondieron las urnas para el referéndum del 1 de octubre. Planea regresar a esta villa para presentar al resto de los candidatos de su lista. Tanto Elna como la región de Vallespir se encuentran en lo que el independentismo llama Catalunya Nord. Desde aquí, Puigdemont dirigirá un mitin masivo, como lo hizo en 2020, aprovechando su recién adquirida inmunidad como eurodiputado. En ese momento, afirmó que había regresado a Cataluña, aunque todavía estaba en territorio francés.
Puigdemont ha incumplido su promesa de regresar a Cataluña en dos ocasiones. Aseguró que lo haría durante la campaña para las elecciones del 21 de diciembre de 2017, las cuales fueron convocadas en aplicación del artículo 155 de la Constitución. A pesar de ser el candidato separatista más votado, evitó el regreso y trató de ser investido telemáticamente. Cuando la Justicia española impidió esto, nombró a Quim Torra como su sustituto y controló el Govern desde Waterloo.
En la campaña para las elecciones europeas de 2019, hizo la misma promesa. Aseguró que, una vez lograda la inmunidad como parlamentario europeo, regresaría a España. Sin embargo, tampoco en esa ocasión cruzó la frontera.
Todo este traslado y cambio de residencia por parte de Puigdemont ha sido un esfuerzo por acercarse a Cataluña, aunque todavía en suelo francés. Parece que su regreso a España sigue siendo una cuestión de tiempo y circunstancias políticas. Como una figura clave en el movimiento independentista catalán, sus movimientos y decisiones son seguidos de cerca tanto por sus seguidores como por sus detractores. Por ahora, la región de Vallespir, a pocos kilómetros de la frontera española, será su nuevo hogar.