
El lunes, la firma de alta cosmética catalana, Puig, confirmó su tan esperada salida a Bolsa en el mercado patrio. La esperanza de la compañía es alcanzar valoraciones superiores a los 10.000 millones de euros. Para lograr este objetivo, planea colocar solo entre inversores institucionales una parte minoritaria, que superará, en todo caso, los 2.500 millones de euros (un 25% del total, que está cerca del mínimo que se exige para cualquier estreno), según lo anunciado por la firma que capitanea Marc Puig.
De acuerdo con el calendario previsto y en espera de la aprobación del folleto oficial de la salida a Bolsa por parte del regulador, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), se espera que Puig defina definitivamente el precio de su debut bursátil en los últimos días de abril y comience a cotizar a principios de mayo.
El propósito de esta operación es recaudar más de 2.500 millones de euros mediante la combinación de una oferta pública de venta de acciones (OPV) de nueva emisión dirigida a inversores cualificados por un importe de 1.250 millones de euros y otra oferta de venta de acciones ya existentes de mayor importe que realizará el accionista mayoritario de la sociedad, Puig, controlada por Exea, la sociedad patrimonial de la familia Puig.
A pesar de este cambio, la familia mantendrá el control de la compañía a través de una participación mayoritaria después de un siglo de historia y con la tercera generación al frente de esta nueva etapa en su salida a Bolsa.
«El anuncio de hoy es un paso decisivo en los 110 años de historia de Puig (…) Creemos que el equilibrio de ser una compañía familiar que al mismo tiempo está sujeta a la responsabilidad del mercado nos permitirá competir mejor en el mercado internacional de la belleza durante la próxima fase de desarrollo de Puig. Además, creemos que convertirnos en una compañía cotizada alineará nuestra estructura corporativa con la de las mejores compañías familiares del sector de la belleza premium», ha destacado Marc Puig, presidente ejecutivo de la compañía.
Puig, como es habitual, tiene la intención de solicitar la admisión a cotización de sus acciones en las cuatro Bolsas de Valores de nuestro país, que son Barcelona, Madrid, Bilbao y Valencia y su negociación en el Mercado Continuo.
Fundada en 1914, Puig se dedica a los segmentos de fragancias y moda, maquillaje y cuidado de la piel, y tiene su sede en Barcelona. Opera en 32 países con 17 marcas, entre las que destacan, en términos de ingresos, Rabanne, Charlotte Tilbury y Carolina Herrera. En 2023, las fragancias de Puig alcanzaron una cuota de mercado sin precedentes del 11% en «distribución selectiva», afirma la empresa en su comunicado del lunes.
La compañía obtuvo unos ingresos netos de 4.304 millones de euros en 2023, un 19% más que en 2022, con un crecimiento de dos dígitos en todos los segmentos y regiones, superando sus propios objetivos. La mitad de estos ingresos proceden de la región de EMEA, que incluye a Europa, Oriente Medio y África; seguida de América y Asia, que fue la región que registró un mayor crecimiento durante el año pasado (del 26%).
Una de las claves del sector del lujo son los márgenes con los que operan las compañías. En el caso de Puig, este ascendió hasta el 20% en 2023, según ha comunicado la compañía, con un ebitda ajustado de 863 millones de euros. El beneficio neto fue de 465 millones de euros, un 16% más que un año antes. Puig presenta, asimismo, un nivel de endeudamiento ligeramente superior a una vez su ebitda, que alcanza los 1.196 millones de euros.
El segmento de negocio de maquillaje registró un aumento del 23% en los ingresos en 2023 y representó el 18% de los ingresos netos de Puig (comparado con el 17% en 2022). Los ingresos del segmento de cuidado de la piel aumentaron un 31% en 2023, convirtiéndose así en el segmento de mayor crecimiento para Puig y representando el 10% de sus ingresos.