
El panorama político en el País Vasco está a punto de cambiar de manera significativa. El ex lehendakari Juan José Ibarretxe recientemente expresó su apoyo a Imanol Pradales, el nuevo candidato a lehendakari, en una ceremonia en el exterior del Parlamento Vasco. Esta foto institucionalizaba al nuevo candidato, representando un cambio en el liderazgo y una posible nueva dirección para la región.
El plan soberanista ideado por Ibarretxe, junto con el ‘nuevo estatus’ propuesto por el actual lehendakari, Iñigo Urkullu, se espera que estén en el centro de un Parlamento Vasco abrumadoramente abertzale y soberanista. Esta es una afirmación respaldada por EH Bildu durante la campaña.
Los partidos independentistas han alcanzado el 75% de la representación en la Cámara Vasca, una cifra sin precedentes en los más de 40 años de autonomía de la región. La legalización de Sortu, el partido creado por los líderes de Batasuna, y la creación de la coalición electoral Bildu han facilitado este cambio significativo en la representación política vasca.
El domingo llega con una gran incertidumbre sobre el resultado de las elecciones, con PNV y Bildu en una baldosa. Sin embargo, el resultado global parece predecible. Los últimos sondeos pronostican que la suma de escaños de PNV y EH Bildu será de unos 55-56, mientras que PSOE-PP obtendrían alrededor de 17 representantes, es decir, apenas el 22,6%.
La legislatura que se abrirá formalmente a partir de la tercera semana de junio, constituye tanto para PNV como para Bildu una ventana de oportunidad. El presidente Pedro Sánchez necesita sus votos y ya se comprometió a abordar el problema de la territorialidad.
El plan Ibarretxe fue aprobado el 30 de diciembre de 2004 gracias a los votos de Sozialista Abertzaleak, liderado por Arnaldo Otegi y el fugado Josu Ternera. El plan fue aparcado después de que el Congreso desestimara su tramitación por una amplia mayoría, pero un lustro más tarde, el lehendakari Urkullu activó el ‘nuevo estatus’ político.
El secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez, también buscó la foto del roble de Gernika para reivindicar que ‘este pueblo y este país necesitan un salto en el autogobierno, en la soberanía’. EH Bildu no solo comparte con el PNV que el autogobierno, la soberanía, es sinónimo de libertad, sino que reivindica las bases y principios que los dos partidos aprobaron en el Parlamento en 2018 para redactar el futuro estatuto soberanista vasco.
Autogobierno, sinónimo de bienestar, reza el apartado del programa electoral del PNV en el que se defiende el nuevo estatus. Los nacionalistas de Ortuzar reclaman que se reconozca la identidad nacional del Pueblo Vasco, el derecho a decidir con un ejercicio pactado con el Estado con el que se mantendría una relación bilateral y que excluye el arbitraje del Tribunal Constitucional en los litigios competenciales.
El jurista navarro Jaime Ignacio del Burgo advierte que con el ‘nuevo estatus’, se quiere que el País Vasco sea un estado soberano con un vínculo confederal, un ‘hilo’ con España. Del Burgo teme que la polarización de la campaña entre PNV y Bildu debilite aún más a PSOE y PP y plantea la pregunta: «¿Crees que en estos momentos existe el Estado español en el País Vasco?».