
Gustavo Petro, el presidente de Colombia, en su reciente quinto viaje a Caracas, volvió a los brazos de Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela, tras su crítica de hace diez días sobre el «golpe antidemocrático» contra la oposición que fue obstaculizada para postular a sus candidatas. Este giro en los acontecimientos vino como una sorpresa para muchos, considerando la crítica inicial de Petro, y ha servido para socavar aún más a la oposición venezolana, que ya está lidiando con un proceso electoral marcado por las trampas y arbitrariedades del chavismo.
En su afán de fomentar la «paz política en Venezuela», Petro afirmó que ha hablado con los sectores más influyentes de la oposición, una afirmación que no resultó ser cierta. El líder colombiano sólo se reunió con Manuel Rosales, el candidato presidencial al que Maduro permitió postularse tras descalificar a María Corina Machado y bloquear la candidatura de su sustituta, Corina Yoris.
Esta maniobra de Petro puede interpretarse como un seguimiento del juego político de su aliado revolucionario, Maduro, y como un desprecio hacia Machado y la Plataforma Unitaria, que continúan luchando por la postulación de su candidata. Las acciones de Petro han planteado preguntas sobre la autenticidad de su intento de promover la paz política en Venezuela y han sido interpretadas como un intento de reforzar su propia alianza con Maduro.
Corina Yoris, la candidata sustituta bloqueada, advirtió que «El gobernador Rosales no representa hoy a la oposición». Según una reciente encuesta de Meganlisis, el 89.3% de los encuestados consideraron que Rosales traicionó a la oposición con su postulación, que se realizó sin el respaldo de la unidad democrática y con el consentimiento de Maduro. Rosales, gobernador del estado petrolero de Zulia, que limita con Colombia, lidera una corriente dentro de la oposición que favorece la convivencia con el poder bolivariano.
Después del anuncio de Petro, Luis Murillo, el canciller encargado, confirmó la reunión con Rosales y aseguró que había hablado «de manera confidencial» con Machado. Aún así, el hecho de que Petro sólo se reuniera con Rosales y no con otros líderes de la oposición ha suscitado dudas sobre sus verdaderas intenciones y compromiso con la democracia en Venezuela.
En el contexto de las tensiones políticas existentes en Venezuela, la visita de Petro y su aparente alineación con Maduro han alimentado la ya existente atmósfera de desconfianza y descontento. El apoyo de Petro a Rosales, quien es visto por muchos como un traidor a la oposición, y su falta de interacción con otros líderes de la oposición, han llevado a muchos a cuestionar su compromiso con la democracia y la justicia en Venezuela.
En resumen, el encuentro de Petro con Maduro y Rosales ha añadido una nueva dimensión a la ya compleja situación política de Venezuela. Con la oposición luchando por su derecho a postular candidatos y Maduro consolidando su poder, el papel de Petro en estos acontecimientos será seguido de cerca tanto en Colombia como en Venezuela.