
Hace cinco meses, muy pocos habrían apostado por Lus Montenegro, pero este jurista de 51 años se ha transformado en el potencial próximo primer ministro de Portugal. Montenegro, quien asumió el liderazgo del Partido Social Demócrata (PSD), el principal partido de centro-derecha portugués, hace un año y medio, parecía estar al borde de la salida. El partido aún se encontraba en un período de declive que comenzó en 2015, cuando el socialista António Costa desplazó al PSD del poder con una moción de censura.
Los analistas y dirigentes del centro-derecha portugués no anticipaban la crisis política que se avecinaba y que finalmente desencadenó la renuncia de Costa. Presumían que el PSD obtendría malos resultados en las elecciones europeas de 2024, lo que podría provocar otro cambio de liderazgo. No obstante, tras el «terremoto político» del 7 de noviembre, con la sorprendente renuncia del primer ministro y la convocatoria a elecciones, el partido se volcó en apoyo de Montenegro en una situación de emergencia electoral. Montenegro no solo cumplió con las expectativas, sino que las superó.
Montenegro es un jurista de profesión con una larga carrera política que comenzó cuando tenía 24 años. Se convirtió en el presidente del partido en el municipio de Espinho (Norte), donde también fue concejal. A los 29 años, hizo su debut en la Asamblea de la República, donde ha trabajado la mayor parte de su vida. De 2011 a 2017, fue líder parlamentario del PSD, el partido que gobernó Portugal hasta 2015.
Sus críticos lo cuestionan por su larga carrera en política y por haber sido el líder parlamentario durante el período de austeridad y los recortes impuestos por la «troika». El Partido Socialista (PS) lo asocia con un pasado muy criticado en la memoria de los portugueses, el duro rescate europeo.
Montenegro, nacido en Oporto, lleva casado tres décadas y tiene dos hijos. En la campaña, ha sido elogiado por su actitud predecible y su consistencia. Su principal valor ha sido mantenerse «siempre en el mismo sitio», adoptando compromisos que no han cambiado a lo largo de las semanas, según fuentes de la coalición.
En primer lugar, Montenegro se comprometió a que sólo sería primer ministro si obtiene un voto más que el PS. Esta promesa buscó atraer el voto útil para su coalición, Alianza Democrática (AD), y arrebatar votos a la derecha extrema (Chega) y a los liberales (Iniciativa Liberal, un partido de centro-derecha con más éxito entre los jóvenes que el PSD).
Montenegro también ha sido muy claro y contundente en su rechazo a alcanzar cualquier tipo de acuerdo con la derecha radical de André Ventura, a quien acusa de defender «posturas racistas, xenófobas y populistas».
Además, se ha concentrado en sus propuestas, la mayoría de carácter social y que hasta ahora parecían ser exclusivas de la izquierda: mejora de la accesibilidad a la vivienda, sanidad y educación.
Sus adversarios lo han criticado porque no tiene experiencia de gestión, ya que durante los años de gobierno de su partido, fue líder parlamentario y nunca tuvo responsabilidades ejecutivas. Sin embargo, en el PSD argumentan que durante ese largo período, tuvo que coordinar la postura del partido en todas las áreas de gobierno.
José Matos Correia, exdiputado y actual presidente del Consejo de la Jurisdicción Nacional del PSD, ha comparado la campaña de Montenegro con el lema de François Mitterrand, ‘La fuerza tranquila’, que el presidente francés adoptó en su exitosa campaña para las elecciones presidenciales de 1981.