
El Partido Nacional Escocés (SNP) se encuentra en una situación de aislamiento y vulnerabilidad política, tras la ruptura de la coalición de Gobierno con el Partido Verde. Esta situación ha sido aprovechada por las fuerzas unionistas para presentar una moción de censura contra el ministro principal de Escocia, Humza Yousaf, quien asumió el liderazgo del SNP hace un año, sucediendo a Nicola Sturgeon, envuelta en un escándalo de financiación ilegal del partido.
El Partido Verde ha anunciado que votará a favor de la moción de censura, que está prevista para la próxima semana. Esto pone a Yousaf en una posición insostenible, agravada por las crecientes divisiones internas dentro del SNP desde la dimisión de Sturgeon.
La ruptura de la coalición con el Partido Verde fue anunciada por Yousaf recientemente, marcando el final de un pacto que se estableció después de las elecciones regionales de 2021. La crisis fue desencadenada por el anuncio del abandono de los compromisos de reducir en un 75% las emisiones de CO2 para 2030.
Patrick Harvie y Lorna Slater, líderes del Partido Verde, acusaron a Yousaf de «traicionar a las futuras generaciones» y de «rendirse a las fuerzas más reaccionarias del país», al anunciar la ruptura del acuerdo de Gobierno firmado en 2021 con los nacionalistas, conocido como el Pacto de la Bute House.
Yousaf, por su parte, anunció «un nuevo principio» para su Gobierno en minoría, después de perder el apoyo de los siete diputados verdes. A pesar de las crecientes dificultades a las que se enfrenta su partido, que cuenta con 63 de los 129 diputados regionales, Yousaf reiteró su intención de seguir adelante con la agenda nacionalista.
Las fuerzas unionistas, que incluyen al Partido Laborista, al Partido Conservador y al Partido Liberal Demócrata, han cerrado filas y anunciado la presentación de una moción de censura. Si estas fuerzas obtienen el apoyo del Partido Verde y del Partido Alba, dirigido por el ex líder nacionalista Alex Salmond, Yousaf podría ser «censurado» por su propio Parlamento, desencadenando una crisis de consecuencias impredecibles.
La crisis de Gobierno en Edimburgo ocurre días después del sorpasso del Partido Laborista sobre el SNP en las encuestas por primera vez en una década. Según una reciente encuesta de la consultora YouGov, el 33% de los votantes escoceses prefieren a los laboristas, frente al 31% que apoya a los nacionalistas.
Una encuesta de Statista otorga una ventaja del 53% al 47% a los partidarios de la permanencia en el Reino Unido frente a los votantes a favor de la independencia. El apoyo a la causa independentista tocó techo en agosto de 2020 con el respaldo del 53% y desde entonces ha ido perdiendo fuelle.
La permanencia en el Reino Unido ganó en 2014 por diez puntos de diferencia. Tras el Brexit, la ex ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, hizo del segundo referéndum su bandera, pero se estrelló contra la negativa del Gobierno conservador y sufrió un revés en los tribunales.
La reputación de Sturgeon se hundió aún más por el fiasco de la ley trans y por el escándalo de la financiación ilegal del SNP, en el que se vio envuelta junto a su marido, Peter Murrell, detenido por segunda vez la semana pasada y acusado de «malversación de fondos».
Sturgeon pasó el testigo a su protegido Humza Yousaf, de 38 años e hijo de inmigrantes paquistaníes, que reiteró su intención de seguir luchando por la independencia de Escocia. Al afrontar su primera gran crisis de Gobierno, Yousaf reconoció la dificultad de gobernar en minoría, pero reiteró su intención de seguir colaborando con el Partido Verde y otras fuerzas políticas a través de «acuerdos menos formales».