
El caso de los tres agentes de la Policía Nacional acusados de abatir a tiros a un joven en Madrid en 2021 ha comenzado a ser juzgado en la Audiencia de Madrid. Los agentes, quienes afirman haber disparado en defensa propia, insisten en que el joven, Kebyn Brayan Peralta Asencio, los atacó con un cuchillo en un estado «completamente ido». A pesar de ser disparado varias veces, Kebyn continuó atacándolos, lo que llevó a los policías a creer que sus disparos no estaban surtiendo efecto o que sus pistolas estaban fallando.
El trágico suceso tuvo lugar el 26 de noviembre de 2021 en el piso de Kebyn en el distrito madrileño de Puente de Vallecas. Los agentes habían acudido al lugar tras recibir una llamada de la madre de Kebyn al 091, quien les informó que su hijo se encontraba en un estado de agresividad y alteración y que incluso había agredido a su hermano con un cuchillo. La mujer y su otro hijo se vieron obligados a abandonar el piso ante la amenaza.
A la entrada de los juzgados, un grupo de policías convocados por el sindicato Jupol expresaron su apoyo a los acusados. El portavoz del sindicato, Ibon Domínguez, sostuvo que los agentes nunca deberían haber sido llevados ante un tribunal, ya que solo estaban llevando a cabo su deber policial de la forma más profesional y proporcional posible.
La Fiscalía solicita que los agentes sean condenados a dos años y medio de cárcel por homicidio con la eximente incompleta de legítima defensa. Sin embargo, los abogados de la acusación particular, representando a la familia de la víctima, exigen diez años de cárcel, argumentando que la actuación de los policías fue desproporcionada.
Por otro lado, tanto la defensa de los acusados, encabezada por el abogado Marcos Navarro en nombre de Jupol, como la Abogacía del Estado, solicitan la absolución de los agentes, alegando que actuaron en legítima defensa y en cumplimiento de su deber.
Los policías relataron en el juicio que, al llegar al piso, la madre de Kebyn les expresó su miedo y desesperación, asegurando que ya no sabía qué hacer con su hijo. Según los agentes, subieron al piso con un escudo y al entrar, Kebyn apareció con «la mirada fuera de sí» y un cuchillo en la mano. Sin mediar palabra, el joven comenzó a atacarlos.
Según el testimonio de los agentes, Kebyn logró meter el cuchillo por dentro del escudo con el que se protegían, llegando incluso a intentar apuñalar a uno de ellos que estaba en el suelo. Ante esta amenaza, los agentes se vieron obligados a hacer uso de sus armas. Aunque uno de ellos disparó hasta nueve veces, el joven no cesaba su ataque.
Los agentes afirman que su intención no era matar al joven, sino hacer que se apartara. Sin embargo, a pesar de los disparos, Kebyn no cedía y continuó amenazándolos con el cuchillo durante unos 40 segundos, hasta que finalmente fue reducido por un agente.
La madre de Kebyn, Maria Esther Asencio, relató en su testimonio que su hijo llevaba varios días nervioso y discutiendo con su hermano mayor. Ese día, Kebyn tomó un cuchillo de la cocina para atacar a su hermano, lo que llevó a María Esther a llamar a la policía. La mujer expresó su arrepentimiento por la decisión tomada, asegurando que solo buscaba ayuda y que jamás imaginó que la intervención policial terminaría de esa manera.
Este caso constituye un claro ejemplo de las complejidades y desafíos a los que se enfrentan las fuerzas del orden en situaciones de emergencia. A medida que el juicio avanza, será fundamental determinar si la respuesta de los agentes fue proporcional a la amenaza que enfrentaban, o si, por el contrario, se excedieron en el uso de la fuerza.