
El pasado encuentro mágico entre el Atlético de Madrid y el Inter nos dejó una imagen inolvidable en el Metropolitano: Diego Simeone, agazapado en la entrada del túnel de vestuarios, se perdía los tiros penales que terminaron dando la victoria al equipo rojiblanco. Sin embargo, a pesar de esta victoria, el equipo se encuentra actualmente fuera de la Champions.
Es conocida la manía que tiene Simeone, y no solo él, sino también el Profe Ortega, de seguir ciertas rutinas antes de cada partido. Guilherme Siqueira, exfutbolista y antiguo pupilo del argentino, recuerda con humor cómo una vez el altavoz del estadio dejó de sonar las canciones que siempre escuchaban antes de los partidos y cómo Ortega reaccionó con desesperación, como si ya estuvieran perdiendo el partido.
Siqueira también recuerda las canciones de rock que sonaban a todo volumen en el autobús de camino al estadio, y cómo su compatriota, Joao Miranda, le explicó que todo se trataba de supersticiones. Es cierto que el Atlético venía de ganar LaLiga el año anterior con un empate en el Camp Nou gracias a un gol de Godín, y parece ser que el cuerpo técnico decidió repetir todas las rutinas que, creían, les habían llevado a la victoria.
David Peris, presidente de la Federación de Psicología del Deporte, explica que estas rutinas sirven para reforzar la autoconfianza, reducir el estrés y mantener el foco en el juego. Son incontables los futbolistas y entrenadores que tienen sus propias manías para concentrarse en el juego. Algunos siempre pisan primero el césped con el pie derecho, otros tienen prendas fetiche o amuletos a la hora de afrontar los partidos, y algunos siempre entran al campo al final de sus equipos.
Un caso curioso es el de Kolo Touré, quien solía entrar al campo de juego en último lugar. Durante un partido de la Liga de Campeones en 2009 entre el Arsenal y la Roma, Touré decidió esperar a que los servicios médicos del club atendieran a su compañero, William Gallas, en el descanso del partido. Como consecuencia, el Arsenal jugó unos minutos con solo nueve jugadores y Touré fue amonestado por entrar al campo sin permiso.
Pepe Reina es otro futbolista con manías particulares. Antes de cada partido, tiene un ritual que le lleva un minuto y consiste en saludar a sus defensas en cierto orden, tocar los dos palos de la portería y avanzar desde ella hasta el borde del área y volver en tramos de seis pasos. Reina también tiene la costumbre de llenar el tanque de su coche antes de los partidos. Según Peris, estas rutinas pueden ser beneficiosas siempre y cuando no se conviertan en una obsesión.
Siqueira confirma esta teoría y afirma que muchas de estas manías surgen de la soledad y el tiempo que los futbolistas pasan pensando en el juego. Algunos jugadores, como Casillas, Aitor Ocio o Hugo Sánchez, tienen sus propias manías que les ayudan a sentirse conectados al fútbol.
Por último, cabe destacar que Simeone es conocido por llevar sus manías al extremo, llegando a afectar incluso a los horarios de desplazamiento del equipo y a los jugadores que dan la rueda de prensa. Sin embargo, no todas sus manías terminan en buenos resultados, como ocurrió con Witsel, que habló en la previa ante el Dortmund por tercera vez en la Champions y, a diferencia de las dos anteriores, el resultado no fue favorable. Como concluye Peris, es esencial mantener las rutinas que ayudan y evitar las que no.