
El mundo de los sueños siempre ha fascinado a la humanidad, y los esfuerzos por desentrañar sus misterios han dado lugar a múltiples teorías e interpretaciones. Cuando se trata de entender el significado de los sueños, la figura de Sigmund Freud y su teoría de los deseos inconscientes reprimidos es lo primero que viene a la mente para muchos. Según Freud, los sueños actúan como una especie de válvula de escape para los impulsos y deseos que no podemos expresar abiertamente en la vida consciente. Sin embargo, la neurociencia de hoy niega que esta explicación tenga validez empírica.
No obstante, la teoría freudiana no es la única que ha intentado dar sentido a los sueños. Otras hipótesis, como la ‘Teoría del procesamiento de la información’, sugieren que los sueños son el resultado del procesamiento de información y experiencias del día. Durante el sueño, nuestro cerebro organiza y procesa recuerdos, emociones y experiencias, ayudando a consolidar la memoria y a resolver problemas no resueltos.
Otra teoría, la ‘Teoría de la activación-síntesis’, propuesta por J. Allan Hobson y Robert McCarley, argumenta que los sueños son el resultado de la actividad aleatoria de las neuronas en el cerebro durante el sueño REM (Movimiento Rápido de los Ojos). Algunos psicólogos, basándose en la ‘Teoría de la función evolutiva’, sugieren que los sueños podrían tener una utilidad más práctica de lo que pensamos, siendo una forma de preparación para enfrentarnos a los desafíos que se nos presentan en la vida ‘real’.
Diego de la Guerra, psicólogo de Buencoco, señala que todos soñamos, aunque no siempre recordamos nuestros sueños. La mayoría de los sueños ocurren durante la fase REM, y cuando no logramos recordarlos es, generalmente, porque nos despertamos en otra fase del sueño o porque el sueño fue demasiado breve.
¿Por qué, en algunas ocasiones, los sueños parecen tan intensos, como si fueran películas? De la Guerra explica que esto puede deberse a muchos factores, incluyendo las experiencias y emociones despertadas durante el día, las experiencias personales y constituyentes de nuestra infancia y adolescencia, los elementos estresantes o la aproximación al final o comienzo de una nueva etapa en la vida.
En cuanto a la pregunta de si podemos hacer algo para ‘soñar bonito’, De la Guerra señala que los estados mentales y emocionales desagradables son inescapables y necesarios, y tienen algo que mostrar antes de poder cesar. Los sueños, dice, nos proporcionan una experiencia sensorial, un recuerdo único que nos ayuda a desanudar y articular lo más profundo de nuestro inconsciente, siendo uno de los regalos que nos brinda nuestra mente para entendernos mejor.
Además, advierte que quien tenga pesadillas frecuentes, con temas recurrentes y efectos desagradables sostenidos debería considerar la psicoterapia, ya que, a menudo, la aparición de dichos sueños puede ser un síntoma de trastornos o malestares de origen traumático. Los sueños, destaca, son mensajes que convendría atender y enmarcar como fruto coherente de nuestra vida psíquica y de nuestros conflictos internos.
Para ayudar a entender un poco mejor lo que soñamos, el equipo de psicólogos de Buencoco distinguen entre varios tipos de sueños, incluyendo los sueños lúcidos, los sueños recurrentes, las pesadillas, los sueños simbólicos y los sueños premonitorios.
Finalmente, aunque el significado de los sueños puede variar según la persona y su contexto individual, los psicólogos de Buencoco ofrecen algunas posibles explicaciones a algunos de los sueños más recurrentes, como los sueños de pérdidas, los sueños de caídas, los sueños de ascenso, los sueños de exámenes, los sueños de desnudez y los sueños de persecución.