
El pasado jueves, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebró su 75 aniversario, un hito marcado por una combinación de fortaleza y desafíos. Aunque la alianza ha crecido y se ha fortalecido a lo largo de su historia, se enfrenta a desafíos significativos en la entrega de material militar a Ucrania, una situación que está siendo aprovechada por Rusia.
La conmemoración en Bruselas contó con la presencia de los ministros de Exteriores de los 32 países miembros, así como con el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba. Este último aprovechó la ocasión para resaltar la necesidad de apoyo militar, en particular del sistema de misiles de defensa Patriot.
Los países de la OTAN han sido responsables del 99% de todas las donaciones de armamento a Ucrania desde la invasión rusa hace ya dos años y dos meses. Sin embargo, los líderes de la OTAN reconocen que este apoyo no es suficiente. Jens Stoltenberg, secretario general de la alianza, señaló que la situación en Ucrania es difícil y requiere una ayuda «urgente».
En los últimos días, Alemania ha aprobado un paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de cerca de 600 millones de euros. El Reino Unido ha comprometido 10.000 drones y Finlandia ha acordado donar armas por un valor de 188 millones de euros. Pero la entrega de municiones sigue siendo lenta y los cazas de combate F-16 no estarán operativos hasta finales de año.
La OTAN ha experimentado varios momentos clave a lo largo de sus 75 años de historia. En 1994, la organización intervino por primera vez en una guerra en Bosnia. En 2001, activó por primera vez la cláusula de defensa colectiva, conocida como el Artículo 5. En 2021, llevó a cabo su mayor y más costoso despliegue militar en Afganistán. Y en 2014, se enfrentó a la anexión de Crimea por parte de Rusia, un conflicto que sigue siendo un desafío para la alianza.
El ministro de Exteriores lituano, Gabrielius Landsbergis, alertó sobre la necesidad de acciones concretas, más allá de las palabras y las promesas. Según él, sin entregas significativas de armas y garantías de seguridad reales, la narrativa de unidad y solidaridad con Ucrania corre el riesgo de debilitarse y caer en el cinismo.
Mirando hacia el futuro, la OTAN está preparando su próxima cumbre en Washington, que reunirá a los líderes de los 32 países miembros en julio. Esta reunión será crucial para la unidad euroatlántica y el apoyo a Ucrania. Stoltenberg ha propuesto la creación de un fondo de 100.000 millones de euros para apoyar a Ucrania, aunque todavía no se ha llegado a un acuerdo sobre los detalles de esta propuesta.
Finalmente, la OTAN se enfrenta a la posibilidad de un cambio político en Estados Unidos, con el posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Esto podría amenazar la cohesión de la alianza y detener el flujo de ayuda a Ucrania. Por esta razón, Stoltenberg hizo un llamamiento a la unidad transatlántica, destacando la necesidad de que Europa y Estados Unidos trabajen juntos para garantizar su seguridad.