
El bullicio ganadero de los últimos días en la plaza de toros de la Maestranza se desvaneció durante la última corrida. Una vez más, Juan Pedro Domecq volvió a la arena después de un año de ausencia, pero esta vez, en lugar de avivar la emoción, parecía más bien enfriarla. Los entusiastas de la tauromaquia se encontraron con una corrida que no embistió y dejó un sabor amargo en la boca.
El problema principal fue que la corrida no embistió, lo que llevó a un espectáculo desinflado que no cumplió con las expectativas. Esta falta de acción en la plaza fue aún más desalentadora porque, si al menos uno de los toros se hubiera movido con la misma ferocidad que el primer toro de El Parralejo el miércoles, habría sido una historia completamente diferente.
A pesar de su deslucida presentación en Sevilla, Domecq había comenzado la temporada con una nota alta. Su toro había sido indultado en Almendralejo, lo que generó grandes expectativas para su regreso a la Maestranza. Desafortunadamente, estas expectativas no se cumplieron.
El cuarto toro de la tarde se llamaba Jerezano, un nombre que aludía a las raíces de Domecq. A medida que avanzaba la tarde, el poder y la bravura de la corrida continuaron disminuyendo. Los toreros llevaban divisas negras en honor a Ramón Ybarra, un íntimo amigo del ganadero, pero la falta de acción en la plaza hizo que pareciera que estaban de luto por la bravura perdida.
Morante de la Puebla hizo su aparición en la corrida, luciendo rejuvenecido. Su corte de pelo y su traje rosa le quitaban años y le daban un aire fresco. A pesar de su apariencia animada, Morante de la Puebla tampoco pudo sacudir la apatía que se había apoderado de la plaza.
El más destacado de la jornada fue José María Manzanares, cuyo toro era notoriamente más pequeño en comparación con su imponente estatura. A pesar de su insistencia, Manzanares no logró conectar con el toro, lo que llevó a que recibiera algunas reprobaciones y pitos del público. Su actuación fue descrita como un cubo de Rubik en cada giro, aludiendo a la falta de fluidez en su toreo.
Pablo Aguado tuvo un desempeño similar, con un toro que parecía cansado y falto de bravura. A pesar de sus intentos, Aguado no pudo despertar al toro, lo que llevó a una tarde deslucida para el torero.
Para concluir, la corrida de toros en la Maestranza fue una decepción para los fanáticos del toreo. A pesar de las altas expectativas, la falta de bravura y emoción en la plaza dejó a los espectadores desinflados y con ganas de más. Con suerte, las próximas corridas en la plaza traerán más emoción y acción para los aficionados al toreo.
PLAZA DE LA MAESTRANZA. Jueves, 11 de abril de 2024. Cuarta de feria. Lleno de no hay billetes. Toros de Juan Pedro Domecq, todos cuatreos; desiguales y de escasa presentación, terciados cuando no chicos; descastados, desfondados de poder y brvaura; el 1 se dej a su altura.
MORANTE DE LA PUEBLA, DE ROSA Y AZABACHE. Estocada cada (peticion y saludos). En el cuarto, media estocada que hace guardia y pinchazo hondo (silencio).
JOS MARA MANZANARES, DE SANGRE DE TORO Y ORO. Estocada y descabello (silencio). En el cuarto, pinchazo, estocada y cuatro descabellos (silencio).
PABLO AGUADO, DE CORINTO Y ORO. Dos pinchazos y estocada (silencio). En el sexto, media estocada (silencio).