
El vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas, permanecerá en su celda de máxima seguridad en la prisión de La Roca, en Guayaquil. Esta decisión se tomó en una de las salas de la Corte Nacional de Justicia durante la audiencia de habeas corpus que se extendió durante 12 horas.
La condena de Glas surgió después de que las tropas de élite ecuatorianas asaltaran la Embajada de México en Quito y capturaran al líder revolucionario por la fuerza. Los tres jueces determinaron que esta acción era «ilegal y arbitraria». Sin embargo, esto no significa que Glas será liberado automáticamente, ya que aún tiene condenas pendientes.
Glas ha sido condenado dos veces por corrupción en los casos Odebrecht y Sobornos. La Fiscalía también lo acusa de haberse beneficiado judicialmente del dinero entregado por el narcotraficante Leandro Norero al juez que dictaminó su libertad en 2022.
Después de un incidente confuso que resultó en su estadía de un día en el Hospital Naval, Glas ha iniciado una huelga de hambre. Durante la audiencia de habeas corpus, Glas compartió los malos tratos que asegura haber sufrido durante la acción policial. Según él, los agentes le infligieron golpes, rodillazos y puntapiés, e incluso le dislocaron un dedo.
La captura de Glas ha provocado un desacuerdo diplomático entre Ecuador y México, y México ha solicitado ante la Corte Internacional de Justicia que Ecuador sea expulsado de las Naciones Unidas.
El gobierno mexicano, dirigido por Andrés Manuel López Obrador, un estrecho aliado del líder político de Glas, el exmandatario Rafael Correa, había otorgado el estatuto de asilado político a Glas, a pesar de las constantes solicitudes del gabinete de Daniel Noboa. La intervención policial se produjo pocas horas después.
Correa, como Glas, también ha sido condenado a ocho años de prisión por el Caso Sobornos. Actualmente, se encuentra prófugo de la justicia ecuatoriana.
Por su parte, el gobierno de Quito acusa a López Obrador de haber abierto las puertas de su embajada a un político corrupto que huía de la justicia. La guerra diplomática se intensificó aún más cuando el mandatario mexicano insinuó que Noboa se había beneficiado directamente del asesinato de Fernando Villavicencio para ganar las elecciones presidenciales del año pasado.
La situación entre Ecuador y México se encuentra en un punto crítico, con la captura de Glas y la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Mientras que Glas y su equipo político continúan luchando contra sus condenas y alegando malos tratos, los gobiernos de ambos países se enfrentan en una batalla diplomática que no muestra signos de resolverse en un futuro cercano.