
La Audiencia Nacional en España ha emitido una orden que insta a «promover el traslado a España» del joven sudanés que solicitó asilo en la embajada de Rabat después de ser devuelto a Marruecos tras el trágico salto de la valla de junio de 2022. Sin embargo, más de un mes después de la orden, los abogados del joven denuncian que la administración «ignora» a la justicia.
Basir (nombre ficticio) es un joven sudanés que huyó de su país en 2018 debido a un conflicto en el que sus creencias religiosas cristianas representaban una amenaza para su vida. Basir se convirtió en una de las muchas personas que han buscado refugio en países extranjeros para escapar de la violencia y la persecución en sus países de origen.
En su viaje, Basir vivió el trágico salto a la valla de Melilla, donde murieron al menos 23 migrantes. Después de esta terrible experiencia, solicitó asilo en la embajada española de Rabat el 13 de diciembre de 2022, basándose en el artículo 38 de la ley de asilo de 2009.
Esta fue una acción sin precedentes en Marruecos, ya que Basir recurrió a una vía poco habitual, pero contemplada en la ley, para pedir protección internacional. Sin embargo, la falta de respuesta llevó a sus abogados a presentar un recurso ante la justicia contra la «denegación por silencio administrativo» de su solicitud, en el que pedían el traslado cautelar de Basir a España.
En un primer momento, la respuesta de la Audiencia Nacional no fue favorable, como explican los abogados de la entidad pro derechos humanos DEMOS. La sección segunda de lo Contencioso denegó su traslado, pero otro recurso de sus abogados y una sentencia clave del Tribunal Supremo dictada justo en esas mismas fechas llevó a la Audiencia a rectificar su decisión. El pasado 29 de febrero accedió a la medida cautelar.
Según el auto, los magistrados de la Audiencia Nacional instaron a «promover el traslado a España» de Basir mientras se resuelve su petición de asilo. También decretaron que la administración debía valorar el «medio más idóneo para hacer efectiva esta decisión».
Sin embargo, los abogados de Basir denuncian que esta decisión aún no se ha ejecutado. Han solicitado tres veces que se ponga en marcha, pero afirman que la administración ha ignorado estas solicitudes. La Audiencia Nacional incluso ordenó a principios de marzo notificar su resolución al Ministerio de Asuntos Exteriores y a la Embajada de España en Marruecos.
Los abogados de Basir han emitido un comunicado muy crítico en el que hablan de «racismo institucional». Denuncian «obstáculos» de la administración «contra los derechos de las personas refugiadas africanas negras» y una infracción de la legalidad al mantener al joven «expuesto a la tortura y al incumplir la orden» de la Audiencia.
La sentencia que permitió el traslado cautelar de Basir a España fue dictada por el Supremo el 6 de febrero. Esta sentencia no pudo ser valorada en un primer momento por la Audiencia Nacional, ya que llegó después de su primera resolución. En esta sentencia, el Supremo estableció que, para estudiar la concesión de la medida cautelar, había que valorar el peligro para la vida del solicitante de asilo en su país de origen y no en el estado desde donde lo solicitaba, que es lo que había hecho la Audiencia.
Con esta nueva perspectiva, la Audiencia Nacional volvió a examinar el caso de Basir y tuvo en cuenta su «situación personal». Aseguran que «no puede descartarse que haya sufrido persecución por causas religiosas» y la «situación» de Sudán, respecto al que «la posición de Acnur» es «clara»: «es probable» que los nacionales que estén fuera del país necesiten protección internacional.
Además de ser desplazado «forzado por el conflicto armado de su país», los abogados de Basir denuncian que ha sido perseguido por sus creencias, «víctima de torturas» y «sobreviviente» del salto a la valla en el que murieron 23 personas. Basir, como otros 470 migrantes, fue devuelto a Marruecos después de este incidente.
Basir huyó de su país en 2018 después de pasar unos años con su tío, quien le forzó a convertirse al islam. Este hecho ocurrió después de que Basir viera a su padre y a su hermano morir en medio del conflicto armado de Sudán cuando tenía solo 15 años.