
En una dramática revuelta de los acontecimientos en la última semana de la campaña electoral vasca, Andoni Ortuzar, líder del Partido Nacionalista Vasco (PNV), expresó su deseo de que la campaña se extendiera una semana más. Este deseo vino en un momento en que su partido estaba en una reñida batalla por la victoria con un EH Bildu en declive. Todo esto sucede en las elecciones vascas más disputadas de la historia, con un total de 1.712.301 vascos residentes en los tres Territorios Históricos y otros 89.911 que viven fuera de España convocados a votar.
La estrategia de Arnaldo Otegi, líder de EH Bildu, se tambaleó cuando ETA entró en la campaña. La sombra de la banda terrorista y la actitud institucional del candidato del PNV, Imanol Pradales, volcaron la batalla electoral vasca en apenas 24 horas. La negativa de otro líder de EH Bildu, Pello Otxandiano, de reconocer a ETA como una banda terrorista, sacudió a muchos de los más de 300.000 votantes que se declaraban indecisos en las encuestas.
En las elecciones, la victoria se decidirá en la asignación del escaño 25 en cada una de las tres provincias. Las últimas cifras colocan a PNV y EH Bildu en un empate a 28 escaños. Sin embargo, si los socialistas vascos confirman los 10-11 escaños que pronostican los últimos datos, Imanol Pradales gobernará con mayoría absoluta (38 parlamentarios).
El giro de los acontecimientos a favor del PNV fue provocado en gran medida por las declaraciones de Otxandiano sobre ETA. Estas declaraciones, según fuentes del PSOE vasco, fueron el punto de inflexión de la campaña. Antes de estas declaraciones, el equipo de campaña de Imanol Pradales luchaba por conectar con los ciudadanos ajenos a la campaña.
Las declaraciones de Otxandiano también tuvieron un efecto adverso en EH Bildu. Según los datos manejados por los partidos vascos, EH Bildu ha perdido 3 puntos de intención de voto y al menos dos escaños en cuatro días. Mientras tanto, el PNV se recupera en votos y afianza los 28 parlamentarios. Esto se considera un éxito en Sabin Etxea, la sede del PNV.
Mientras EH Bildu luchaba con el desgaste de sus vínculos con ETA, Pradales logró personalizar a un sustituto de lehendakari Iñigo Urkullu. Pradales, que fue atacado con gas pimienta en un debate de candidatos, planteó la pregunta que ha repetido hasta ahora: «¿Quién quiere que gobierne este país en los próximos cuatro años?».
Es importante destacar que miles de vascos, incluyendo la mitad de los presos de ETA encarcelados en Zaballa, ya han votado. Entre ellos, Javier García Gaztelu ‘Txapote’, protagonista en anteriores campañas, ha decidido abstenerse y no confiar en Otxandiano. En resumen, las elecciones vascas de 2024 están marcadas por una reñida batalla entre el PNV y EH Bildu, con el tema de ETA en el centro de la contienda.