
En el marco de un año transcurrido desde el triunfo de Jon Rahm en el Masters de Augusta, y tras un cambio de escenario al LIV, la bienvenida que esperaba el golfista español al reencontrarse con sus excompañeros del PGA Tour no ha sido tan cálida como hubiera esperado. A pesar de las actitudes hostiles que ha percibido, Rahm se mantiene firme en que la opinión de los demás sobre él es un problema de ellos, no suyo.
Cuando Rahm se alzó con la victoria en Augusta hace un año, no sólo se unió a un selecto grupo de golfistas que han logrado tal hazaña, sino que también se destacó como un modelo de coherencia y liderazgo dentro y fuera del campo. Sin embargo, su traslado al LIV parece haber alterado la percepción que algunos de sus excompañeros tienen de él.
Rahm ha reconocido que ha notado ciertas actitudes hostiles hacia él. «Mis amigos han seguido siendo mis amigos», dijo, «pero algunos con los que tenía una relación muy cordial, no me han mirado ni a la cara». A pesar de esto, Rahm se mantiene impasible, afirmando que si alguien cambia su opinión de él, eso es un problema de ellos, no suyo.
En el último torneo, Rahm terminó con 76 golpes, un resultado de +9 que le colocó empatado en el puesto 45 con otros, incluyendo a su compatriota José María Olazábal. Este resultado marca su peor participación en este torneo desde que comenzó a jugar el Masters de forma ininterrumpida en 2017.
Rahm ha insistido en que estos cambios en su vida personal no han afectado a su rendimiento en el campo. Sin embargo, no es la primera vez que un golfista profesional se encuentra en una situación incómoda con sus compañeros de juego. Sergio García había expresado anteriormente su descontento con la hostilidad en el campo, llegando a decir durante el Open Championship hace un par de años: «Yo quiero jugar donde me quieren».
Patrick Cantlay y Max Homa, dos jugadores con los que Rahm tenía una buena relación, parecen haber mostrado gestos de desprecio hacia el español durante este Masters. Aunque no se pueda confirmar, estas actitudes parecen confirmar las sospechas de Rahm sobre la recepción que recibiría al regresar al PGA Tour.
Más allá del juego en sí, el Masters de 2024 ha presentado una serie de circunstancias emocionales que no son fáciles de manejar. Como campeón defensor, Rahm ha tenido que lidiar con compromisos adicionales durante toda la semana que podrían haber añadido estrés adicional al ya de por sí desafiante torneo.
En términos puramente deportivos, Rahm tuvo un desempeño particularmente pobre en los pares cinco, terminando con un resultado en el par del campo durante los cuatro días. En sus siete Masters anteriores, había acumulado 59 golpes bajo el par sólo en estos pares cinco.
A pesar de las dificultades que ha enfrentado, Rahm persiste. Su determinación y resiliencia son una prueba de su profesionalismo y carácter. Aunque el camino hacia el éxito no siempre es fácil, los desafíos que enfrenta Rahm sólo sirven para resaltar la importancia de la coherencia y la resiliencia en el deporte del golf.