
El panorama político y militar en el Medio Oriente se ha vuelto cada vez más tenso en las últimas semanas, especialmente en torno a las decisiones anunciadas por el gabinete israelí. Esas decisiones incluyen una respuesta al ataque directo de Irán y una incursión terrestre en Rafah, una ciudad en el sur de la Franja de Gaza.
Estas operaciones, si se llevan a cabo, podrían tener consecuencias significativas. La respuesta a Irán podría marcar el inicio de una guerra, mientras que la incursión en Rafah podría significar el final de otra. Desde el 7 de octubre, la escalada de conflictos en la región ha sido cada vez más peligrosa.
El comandante de la Guardia Revolucionaria a cargo de la seguridad nuclear de Irán, Ahmad Haghtalab, ha advertido que si Israel decide golpear el programa nuclear iraní, Irán podría verse obligado a revisar su «doctrina nuclear». Esta revisión podría provocar un contraataque de Irán que sería igualmente devastador.
«Si el régimen sionista quiere emprender acciones contra nuestros centros e instalaciones nucleares, responderemos de manera segura y categórica con misiles avanzados contra sus propios centros nucleares», declaró Haghtalab. Además, afirmó que las instalaciones nucleares de Israel han sido identificadas y que Irán tiene toda la información necesaria para responder a cualquier acción militar por parte de Israel.
Mientras tanto, el gobierno de Benjamín Netanyahu no ha proporcionado ninguna pista sobre cómo responderá a los 350 misiles y drones que Irán lanzó en represalia por la muerte de siete oficiales de la Guardia Revolucionaria en un ataque aéreo israelí en Damasco el 1 de abril.
Según varios informes de los medios israelíes, Israel estuvo a punto de lanzar una operación contra Irán en la dramática madrugada del pasado sábado. Sin embargo, Netanyahu decidió frenar los cazas de combate, argumentando que era mejor esperar y dialogar con el presidente estadounidense, Joe Biden.
En cuanto a la incursión en Rafah, un segundo plan fue cancelado por «motivos operativos». Aunque el momento exacto y la operación exacta aún no se han decidido, se espera que el ataque ocurra después de la festividad de la Pascua judía.
A medida que se aleja la fecha del ataque iraní, hay menos partidarios entre la ciudadanía a la respuesta, según indican las encuestas. En el gobierno, los dos partidos ultraortodoxos se oponen a un ataque a gran escala contra Irán y enfatizan la importancia de mantener una estrecha relación con los Estados Unidos.
En la Casa Blanca, se niega que hayan dado luz verde a Israel para la operación en Rafah, a pesar de los informes del periódico catarí Al-Arabi Al-Jadeed. Sin embargo, no se niega el diálogo que se está llevando a cabo con Israel para limitar y garantizar la evacuación y protección de los civiles en caso de un ataque.
Mientras tanto, el Ejército israelí continúa sus preparativos para la incursión contra Hamas en Rafah. Con los planes operativos ya aprobados, todo depende de la luz verde del gabinete de guerra.
Israel pospuso el inicio de la ofensiva en Rafah debido a las negociaciones para un alto el fuego de seis semanas y la presión de los Estados Unidos. Sin embargo, el estancamiento en las conversaciones podría reducir el veto de Biden a una acción. Tras un repliegue masivo de soldados en los últimos dos meses, el Ejército podría volver a enviarlos al enclave palestino para la incursión en Rafah.
En resumen, la situación en el Medio Oriente es cada vez más tensa y peligrosa, con la posibilidad de una nueva guerra en el horizonte. Los líderes mundiales ahora deben tomar decisiones difíciles que podrían tener consecuencias duraderas para toda la región.