
La comunidad científica se ha encontrado con un descubrimiento verdaderamente sorprendente. Un tipo de anfibio parecido a un gusano que pone huevos, ha mostrado un comportamiento insólito: alimentar a sus crías con una sustancia similar a la leche, una característica comúnmente asociada solo a los mamíferos. Este hallazgo supone un comportamiento nunca antes observado en estos seres, y ha sido publicado recientemente por la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.
El descubrimiento fue realizado por el doctor en Toxinología del Instituto Butantan de Sao Paulo, Pedro Mailho-Fontana, y su equipo de colegas, mientras estudiaban la alimentación a través de la piel de las crías del Siphonops annulatus, también conocido como culebrita tapiera o cecilia de anillos. Este gusano nativo de Brasil, que puede alcanzar una longitud de 20 a 40 centímetros, es de color azul marino u oscuro brillante, y está adornado con anillos delgados blancos. A pesar de su apariencia intrigante, la falta de estudios sobre este animal lo ha convertido en auténticas cajas negras de la biología.
Las cecilias son casi ciegas y utilizan una combinación de tentáculos faciales y limo para navegar por sus túneles subterráneos. Hasta ahora, se creía que producían dos tipos de secreciones: una por la cola, que es venenosa, y otra en la cabeza, un moco que les ayuda a abrirse paso por tierra. Sin embargo, este nuevo estudio ha revelado que proporcionan algo más a sus crías.
La hembra de la cecilia de anillos pone los huevos y las crías nacen ya desarrolladas. Durante los dos primeros meses de vida, se alimentan de la piel de la madre, desprendiendo piezas de ella con sus 44 dientes en forma de cuchara. Pero, lo que Mailho-Fontana y su equipo observaron fue que la descendencia también consume una sustancia secretada por el respiradero de la madre. Esta sustancia, producida en las glándulas del oviducto, es rica en lípidos y carbohidratos, similar a la leche que las madres mamíferas proporcionan a sus crías.
Este comportamiento parece ser en respuesta a un contacto físico y señales sonoras, y se produce varias veces al día, lo que también constituye la primera vez que se observa este tipo de comunicación entre madres e hijos en estas criaturas. Los investigadores creen que esta alimentación contribuyó al rápido crecimiento de las crías en los dos primeros meses después de la eclosión.
El acto de alimentar a las crías con leche se consideraba durante mucho tiempo como un rasgo exclusivo de los mamíferos. Sin embargo, se han documentado varias especies no mamíferas, incluidas las arañas, que producen nutrientes para alimentar a su descendencia de una manera similar. Un ejemplo es la Toxeus magnus, una araña saltadora del sudeste asiático, que alimenta a sus crías con un fluido nutritivo segregado por su propio cuerpo, que contiene una disolución de azúcares, grasas y proteínas.
Este descubrimiento es importante porque nos recuerda que la naturaleza siempre tiene sorpresas para nosotros. A pesar de nuestros avances en la comprensión del mundo natural, todavía hay mucho que aprender sobre las criaturas que comparten nuestro planeta. Este hallazgo también subraya la importancia de la investigación y la exploración científica. Incluso las criaturas que parecen simples a primera vista pueden tener comportamientos y características complejas que desafían nuestras expectativas.