
El viernes pasado, el ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández (2014-2022), fue condenado por unanimidad por un jurado de un tribunal federal de Nueva York. Hernández fue acusado de tres delitos graves: conspiración para traficar con drogas y armas y posesión de armas. Por estos crímenes, podría enfrentarse a una pena mínima de 40 años de prisión o incluso a una triple cadena perpetua. La sentencia se emitirá el 26 de junio.
Hernández fue extraditado a Estados Unidos el 21 de abril de 2022, y su juicio se llevó a cabo en las dos semanas siguientes. Ahora, está a la espera de la sentencia del juez Kevin Castel. Los cargos que enfrenta son graves; conspirar para importar cocaína conlleva una pena que oscila entre diez años y la perpetuidad. Además, conspirar para usar y portar ametralladoras para introducir drogas podría acarrearle una condena de entre 30 años y perpetuidad.
Tras escuchar el veredicto de culpabilidad, Hernández declaró a sus dos cuñadas: «Soy inocente. Les quiero mucho, díganselo al mundo«. Sin embargo, la Fiscalía sostiene que el ex líder participó en una violenta y corrupta conspiración de narcotráfico para facilitar la importación de cientos de miles de kilogramos de cocaína a los Estados Unidos.
La Fiscalía acusó a Hernández de crear un «narcoestado», y reveló que su actividad de tráfico de drogas no se limitó a sus dos mandatos presidenciales, sino que se extendió a lo largo de toda su carrera política desde, al menos, 2004. Durante este periodo, se alega que Hernández utilizó sus cargos públicos, así como a la Policía y el Ejército, para respaldar a organizaciones de narcotráfico en Honduras, México y otros países, incluyendo el Cartel de Sinaloa, liderado por Joaquín Guzmán Loera, conocido como El Chapo.
La Fiscalía ha anunciado que pedirá la pena máxima para Hernández, la cadena perpetua. Esta decisión se basa en testimonios dados por varios narcotraficantes y ex narcotraficantes que testificaron en contra de Hernández a cambio de una reducción de sus condenas o de un visado para vivir en Estados Unidos. Entre estos testigos se encuentran Fabio Lobo, hijo del ex presidente Porfirio Lobo (2010-2014), condenado a 25 años de cárcel en Estados Unidos por narcotráfico; el ex líder del cartel de Los Cachiros y ex policía nacional de Honduras, Mario Mejía Vargas; y el ex miembro del cartel de Sinaloa, Murillo Monroy.
Sin embargo, los abogados de Hernández intentaron desacreditar estos testimonios, alegando que eran falsos y que su única intención era obtener beneficios y reducir sus condenas. La defensa de Hernández se basó en recordar que durante su presidencia, persiguió y extraditó a varios narcotraficantes a Estados Unidos e incluso promovió leyes para incautar sus bienes.
No obstante, Estados Unidos acusa a Hernández de haber transportado «más de 500.000 kilogramos de cocaína a través de Honduras» con destino a ese país. Según la Embajada de Estados Unidos en Honduras, Hernández participó en una violenta conspiración de narcotráfico para recibir cargamentos de múltiples toneladas de cocaína enviadas a Honduras desde Colombia y Venezuela, entre otros lugares, y luego transportarla desde el oeste de Honduras hacia la frontera con Guatemala y finalmente a Estados Unidos.
El nombre de Hernández y sus vínculos con el narcotráfico surgieron a la luz durante el juicio contra su hermano Tony Hernández, quien fue condenado a cadena perpetua por tráfico de cocaína a gran escala por un tribunal federal de Nueva York el 30 de marzo de 2021. Además, el narcotraficante hondureño Geovanny Fuentes Ramírez fue condenado a cadena perpetua en Nueva York en 2021.
Tras la declaración de culpabilidad de Hernández, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, lamentó que «ha quedado al descubierto el fracaso del sistema de justicia hondureño y su complicidad con el crimen organizado». Una vez que Hernández sea sentenciado en Nueva York, se convertirá en el presidente latinoamericano de mayor rango condenado por narcotráfico, superando al dictador panameño Manuel Antonio Noriega (1983-1989).
Fuera del tribunal de Nueva York, cerca de un centenar de hondureños celebraron la condena a Hernández. Entre ellos se encontraba la hija de la activista medioambiental asesinada, Berta Cáceres. En sus redes sociales, Olivia Zúniga Cáceres celebró la condena con el siguiente mensaje: «mamá, después de ocho años en los que el pueblo hondureño continuó tu lucha, uno de tus asesinos ha sido declarado culpable».