
En una decisión que ha llevado a un renovado aislamiento en el ámbito diplomático internacional, Estados Unidos ha ejercido su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al bloquear el acceso pleno de Palestina a la ONU. A pesar de que doce países votaron a favor de la medida, incluyendo a Rusia, China y Francia – quienes tienen derecho de veto en el organismo – Estados Unidos se mantuvo firme en su oposición. Suiza y Gran Bretaña, esta última también con poder de veto, optaron por abstenerse de votar.
Este acontecimiento representa un fracaso contundente para Palestina, que aspiraba a obtener un reconocimiento completo dentro de la ONU. Sin embargo, también ilustra el creciente aislamiento de Estados Unidos en su defensa decidida de las posiciones de Israel. A pesar de los esfuerzos de la diplomacia estadounidense para convencer a uno o dos países de unirse a su voto en contra, estos intentos resultaron infructuosos.
El portavoz de la Casa Blanca para asuntos de seguridad nacional, John Kirby, reiteró la postura oficial del gobierno del presidente Joe Biden, que «cree completamente en la solución de los dos Estados», refiriéndose a un estado israelí y otro palestino. Esta posición ha sido la norma en la política estadounidense durante las últimas dos décadas.
Fue el presidente republicano George W. Bush quien estableció la postura oficial de Estados Unidos en favor de los dos Estados hace 22 años. Esta posición no ha sido cuestionada por ninguno de sus sucesores, aunque Donald Trump intentó, bajo el consejo de su yerno, Jared Kushner, integrar a los palestinos en Jordania.
Actualmente, el Estado Palestino tiene estatus de observador en la ONU. Para convertirse en miembro de pleno derecho, es necesario que el Consejo de Seguridad vote a favor y que dos tercios de la Asamblea General hagan lo mismo. A pesar de que Palestina es reconocida por 139 de los 193 países que forman la ONU – lo que representa el 72% de este organismo – la iniciativa se encuentra obstaculizada por la oposición de Washington.
Los países que no reconocen a Palestina son, en su mayoría, miembros de la UE y de Oceanía, además de Estados Unidos. Este hecho destaca el papel cada vez más solitario que Estados Unidos juega en su apoyo a Israel y su negación a reconocer a Palestina como estado soberano en el escenario internacional.