
Los frutos secos se han ganado una reputación de ser un aperitivo saludable, pero a menudo se asocian con el aumento de peso debido a su alto contenido calórico. Sin embargo, la ciencia nos dice que, a pesar de su elevado aporte energético, el consumo de frutos secos no se asocia a la obesidad. Aquí te presentamos cuatro razones por las que los frutos secos no engordan tanto como pensamos.
1. Tienen una gran capacidad saciante: Los frutos secos están llenos de proteínas y grasas saludables, que son conocidas por su capacidad para saciar el hambre. Así, si tomas frutos secos como aperitivo, puedes desplazar el consumo de otros alimentos menos saludables que podrían aumentar tu ingesta calórica.
2. Tienen un gran contenido en fibra: La fibra es un nutriente esencial que ayuda a mejorar la saciedad, ya que puede formar un gel en el intestino que estorba o ralentiza la absorción de otros nutrientes como el azúcar. Esto ayuda a mejorar la curva de glucosa, manteniendo tus niveles de azúcar en sangre estables y reduciendo los antojos de alimentos azucarados.
3. Su digestión requiere un gasto calórico considerable: Contrario a lo que se podría pensar, el cuerpo invierte más energía en «desbrozar» anacardos que magdalenas. Esto significa que, aunque los frutos secos son altos en calorías, tu cuerpo en realidad utiliza una gran cantidad de esas calorías simplemente para digerirlos.
Además de su papel en la gestión del peso, los frutos secos también tienen un impacto positivo en la salud del corazón. Estos, junto con las semillas, son las verdaderas vitaminas naturales, píldoras concentradas de fibra, grasas saludables, proteínas, vitaminas, minerales y sustancias fitoquímicas protectoras.
Un beneficio destacado de los frutos secos es su capacidad para reducir los niveles de colesterol LDL (el malo) y aumentar los de colesterol HDL (el bueno). Algunos frutos secos, como las nueces, contienen ácido linoleico, un ácido graso omega 3 esencial que no puede sintetizarse en el organismo.
Estos ácidos grasos omega 3 son fundamentales para la salud cardiovascular, ya que forman parte de las membranas celulares y contribuyen a producir hormonas beneficiosas que regulan la inflamación, coagulación, contracción y relajación de las paredes de las arterias.
Cuando se trata de elegir frutos secos, es mejor optar por los que se presentan en crudo o tostados, como las almendras, avellanas, anacardos, pistachos, nueces. Es recomendable evitar los frutos secos que incluyen en la lista de ingredientes azúcar, sal, miel o incluso potenciadores del sabor.
Una ración recomendada de frutos secos es de 20-30 g. Esto equivale a un puñado que permita cerrar la mano: aproximadamente 15-20 unidades de frutos pequeños como avellanas o almendras o 5 unidades de frutos grandes como las nueces.
Es importante ser consciente de las cantidades de frutos secos que comemos, ya que si nos cascamos una bolsa de anacardos de una sentada mientras vemos la tele, el consumo energético del día puede dispararse. Por muy saludables que sean los anacardos, siempre es mejor consumirlos con moderación.