
El panorama laboral español ha experimentado un giro preocupante durante el primer trimestre del año, con la pérdida de 139.700 empleos. Este número representa la peor caída en el empleo para este período desde el año 2020, un año marcado por la irrupción de la pandemia de COVID-19, y anteriormente desde 2014, según el informe de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado viernes.
Para poner en contexto, el año pasado se registró una disminución de solamente 6.500 trabajadores y el año anterior la cifra ascendió a 78.100. Las peores cifras de los últimos años se registraron en 2020, con la pérdida de 285.600 empleos, y en 2014, cuando se perdieron 184.600 puestos de trabajo.
A pesar de este descenso, el número total de empleados en España sigue por encima de los 21 millones, concretamente en 21.250.000 en el primer trimestre.
Esta evolución negativa del empleo, característica de este período que suele ser adverso para el mercado laboral, va de la mano con un incremento en el número de desempleados en España de 117.000, lo que eleva el total de desempleados en el país a casi tres millones (2.977.800). Como resultado, la tasa de desempleo ha aumentado hasta situarse en el 12,3%, desde el 11,8% al cierre de 2023.
Este aumento en el desempleo es similar al de otros años, pero también es el más alto desde 2020, cuando aumentó en 121.100 personas. Sin contar ese año, tendríamos que remontarnos a 2013 para encontrar un incremento mayor en el número de desempleados, cuando se sumaron 257.200 personas más.
Con respecto al primer trimestre del año pasado, el empleo ha aumentado en 615.800 personas y el número de desempleados ha descendido en 208.500 personas.
Estas fluctuaciones laborales se han producido en un contexto de crecimiento de la población activa (es decir, personas que trabajan o buscan empleo), impulsado principalmente por la llegada de mano de obra inmigrante al país. Según los datos, la población activa ha aumentado en más de 400.000 personas en el último año, superando los 24,22 millones de personas.
Este aumento refleja la confianza de los trabajadores en la dinámica del mercado laboral, según el Ministerio de Economía.
En cuanto a los sectores que han experimentado la mayor destrucción de empleo, la construcción especializada lidera la lista con la pérdida de 49.300 trabajos. Le sigue la Administración Pública, Defensa y Seguridad Social, que perdió 42.800 empleos. El tercer lugar lo ocupan las actividades de los hogares como empleadores, que incluyen el empleo doméstico o los conserjes y trabajadores de fincas, con una caída de 25.100 empleos.
También se registraron pérdidas de empleo en la agricultura (-23.100), los seguros, reaseguros y fondos de pensiones (-22.900), las actividades sanitarias (-18.500) y el comercio minorista (-18.000).
En contraposición, el tipo de empleo que más creció durante el trimestre fue el indefinido a tiempo parcial, con 100.400 empleados más con este tipo de contrato. Mientras que el número de personas trabajando con contrato indefinido a tiempo completo aumentó en solo 3.200 personas. El Ministerio de Economía enfatizó estos datos, a pesar de que la creación de empleo se centró en puestos a tiempo parcial.