
La coalición política EH Bildu busca aprovechar la predominante inclinación soberanista del próximo Parlamento Vasco para impulsar un estatuto vasco soberanista junto al PNV. La propuesta, encabezada por el candidato a lehendakari de Bildu, Pello Otxandiano, se basa en los «principios y fundamentos» pactados en 2018 entre su coalición y el PNV. Sin embargo, Eneko Andueza del PSOE vasco, y Javier de Andrés del PP, han expresado su rechazo a esta propuesta de estatuto soberanista que busca reconocer a Euskadi como nación y establecer una relación «bilateral» con el Estado.
El escenario político vasco se encuentra en un momento histórico. Por primera vez, una formación que hereda la legado de ETA podría ganar las elecciones. Esta posibilidad ha generado tensiones en el debate final antes de las elecciones, y el papel del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido objeto de discusión.
Imanol Pradales, del PNV, sorprendió en el debate al sugerir que la decisión sobre el futuro pacto PNV-PSE dependería de la decisión de Sánchez. Esta afirmación alimenta la idea de que, a pesar de las afirmaciones del PSOE vasco, Sánchez podría llegar a ceder sus votos a Bildu si esta formación gana las elecciones y si Arnaldo Otegi lo requiere para mantener su apoyo al PSOE en Madrid.
El ‘gran debate’ de las elecciones vascas dejó patente que PNV y EH Bildu comparten la visión de un proceso soberanista en Euskadi, aunque exista una feroz competencia para liderar el Gobierno vasco. Otxandiano defendió el «principio democrático del derecho a decidir» como eje de un futuro estatuto soberanista y señaló a Andueza su intención de negociar con el Gobierno de Sánchez su aprobación.
En respuesta a la negativa de Andueza a participar en «aventuras soberanistas», Pradales mostró el acuerdo firmado por Sánchez con el PNV en diciembre de 2023 que garantizaba los votos nacionalistas para su segunda investidura. El compromiso, firmado por Sánchez, incluye la negociación del reconocimiento nacional de Euskadi, la salvaguarda de las competencias vascas y un sistema de garantías basado en la bilateralidad.
Otxandiano también destacó la propuesta de EH Bildu para reactivar la ponencia parlamentaria tres meses después de las elecciones y cerrar una propuesta conjunta un año después. Según las encuestas, EH Bildu y el PNV podrían sumar entre 55 y 56 parlamentarios en un Parlamento Vasco de 75 escaños, lo que les permitiría aprobar cualquier reforma estatutaria o, como se sugirió durante el debate, un ‘nuevo estatus’.
Sin embargo, este pacto tácito entre los dos partidos nacionalistas no se extiende a la conformación del futuro Gobierno vasco. Pradales, tras recuperarse de una agresión sufrida el mismo día del debate, descalificó las propuestas de Otxandiano, acusándolo de «intervencionismo» económico y de tener una «asignatura ética» pendiente. Este último comentario fue una alusión a las declaraciones de Otxandiano en las que evitó reconocer a ETA como una «banda terrorista».
Por su parte, Otxandiano propuso «gobiernos cooperativos» con el resto de fuerzas políticas vascas, con la excepción de la «extrema derecha» (PP vasco y Vox). A pesar de la rápida reacción de Andueza, quien insistió en que no facilitará un Gobierno de Bildu aunque la coalición gane las elecciones, Pradales cuestionó su rotundidad, afirmando que la conformación del próximo Gobierno vasco dependerá de los resultados del 21 de abril y, después, «habrá que esperar a la decisión del señor Sánchez».