
En el escenario político vasco, la marca descendiente de la izquierda radical abertzale, Euskal Herria Bildu (EH Bildu), se está posicionando con fuerza para las próximas elecciones. Con potencial para superar la popularidad que sus predecesores, como Herri Batasuna y otros, lograron alcanzar, la formación puede convertirse por primera vez en la fuerza más votada en el Parlamento vasco.
Este ascenso meteórico de EH Bildu ha sido un tema de mucha discusión y especulación, especialmente en los mitines de su rival centenario, el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Aunque nunca se ha mencionado explícitamente, el PNV ha cuestionado repetidamente la verdadera identidad de EH Bildu, utilizando la retórica para sugerir que el partido ha cambiado, pero sin ofrecer una confirmación definitiva.
Formada en el 2012 como una coalición de Sortu, Eusko Alkartasuna, Aralar y Alternatiba, EH Bildu ha visto su popularidad crecer a medida que se aleja de su pasado asociado con el terrorismo. Con la desaparición de ETA, que dejó de matar en 2010 y se disolvió en 2018, los nuevos votantes no están familiarizados con el terrorismo que una vez respaldó a la izquierda abertzale radical. Esto ha permitido a EH Bildu presentarse como una formación centrada y alejada del radicalismo.
La cara principal de EH Bildu ahora es Pello Otxandiano, un ingeniero de 41 años que se presenta como la imagen renovada del partido. Esta renovación también ha visto al líder de siempre, Arnaldo Otegi, dar un paso atrás en sus intentos de ser lehendakari, no por falta de apoyo, sino porque el resultado de las elecciones no es el mismo con él al frente.
Otegi, quien ha sido la imagen del independentismo proetarra durante décadas, ha sido condenado por secuestro terrorista, enaltecimiento terrorista e intento de refundar la ilegalizada Batasuna a través de Bateragune. Su historial es extenso, con acusaciones de involucración en nueve secuestros y un asesinato según las Fuerzas de Seguridad.
La transformación de EH Bildu parece haber tenido éxito entre los encuestados, a pesar de que su condena al terrorismo nunca ha sido explícita. Aunque han surgido mensajes de comprensión hacia el dolor de las víctimas tras más de 850 asesinatos por parte de ETA, no ha habido ningún pronunciamiento firme contra la banda.
El partido ha adoptado un enfoque diferente, centrándose en temas de centralidad y avances sociales que, al menos en teoría, son difíciles de rechazar. Como resultado, los jóvenes votantes se sienten atraídos por las muchas áreas, como el ecologismo, la vivienda y la sanidad, en las que la coalición se ha centrado.
Las encuestas sugieren que EH Bildu podría alcanzar un hito en las próximas elecciones, con el CIS otorgándole el 33% de los votos, casi seis puntos por encima de su mejor resultado en unas autonómicas (27,6%), obtenido en 2020. La encuesta de Sigma Dos para El Mundo ofrece datos similares, con un apoyo del 32,9% a EH Bildu, apenas 1,9 puntos por debajo del PNV, lo que representa un empate técnico.
Con un historial de apoyo electoral que oscila entre el 14% y el 18% desde la aprobación de la Constitución hasta las ilegalizaciones del frente político de ETA un cuarto de siglo después, EH Bildu se encuentra en una posición fuerte. La Ley de Partidos de 2002 colocó a la izquierda independentista proetarra en una posición difícil, pero la luz al final del túnel apareció en 2012, cuando el Tribunal Constitucional enmendó la decisión del Supremo y dio luz verde a Sortu. Esta decisión abrió la puerta a las elecciones para el partido que ahora, bajo las siglas de EH Bildu, intentará dar el último paso que le falta para ganar las elecciones al Parlamento vasco.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de cambio, la marca abertzale ha mantenido ciertos elementos del pasado. En las últimas elecciones municipales, llevó a decenas de condenados por terrorismo, algunos de ellos por delitos de sangre. Cuando esto fue revelado por una denuncia de Covite, Otegi afirmó que no se habían dado cuenta. Las próximas elecciones pondrán a prueba si los esfuerzos de rebranding han tenido éxito y si EH Bildu ha logrado alejarse de su pasado suficientemente para ganar la confianza de los votantes.