
La esperada boda de José Luis Martínez Almeida ha sido uno de los eventos mediáticos más destacados de la temporada. Sin embargo, el punto de atención más debatido y analizado ha sido el vestido de la novia, Teresa Urquijo. Durante las semanas previas a la ceremonia, se especuló ampliamente sobre cuál sería su elección para el gran día. Finalmente, se confirmaron las sospechas: Teresa decidió usar el traje de novia que su abuela, Teresa de Borbón-Dos Sicilias, prima del Rey Emérito, lució en su boda con Íñigo Moreno en 1961. Este vestido, un diseño brocado con detalles florales y bordado con hilos de plata, se considera un patrón rotundo de la época.
El vestido, de color blanco, presenta un escote barco, característico del periodo, y mangas largas. Además, este traje nupcial ya había sido utilizado en 1995 por Beatriz Moreno de Borbón, madre de Teresa Urquijo, en su boda.
La llegada de la novia a la parroquia de San Francisco de Borja, ubicada en pleno corazón del barrio de Salamanca, en la conocida Milla de Oro madrileña, fue un evento muy esperado. Decenas de fotógrafos se congregaron a las puertas del templo para capturar el ansiado momento de su entrada. A pesar del interés generado por el look de Almeida, el verdadero protagonista fue el vestido de la novia.
Teresa Urquijo apareció con el esperado vestido, acompañado por un velo de seda de tul y una larga cola postiza. La falda del traje, aunque mantiene el estilo original de los años 60, resulta bastante estrecha en comparación con las voluminosas faldas princesa que solemos ver en las bodas actuales.
Una de las sorpresas fue la modificación de las mangas del vestido. Originalmente, estas eran estrechas y tres cuartos, pero han sido alargadas, ensanchadas y cerradas al puño, además de aumentadas y afaroladas al hombro. Estos cambios dan un toque actual al diseño, aportando un aire festivo y abullonado.
Otro cambio notable fue el escote del vestido, que ahora luce un cuello con bies en rulo, ligeramente chimenea. La novia complementó su look con un ramo de flores naturales y un velo de dos capas, que partía de un moño bajo adornado con una joya de la familia.
El vestido de novia de Teresa Urquijo refleja un fuerte vínculo con la tradición, pero los cambios incorporados al diseño también demuestran el carácter propio de una novia decidida a personalizar los aspectos más significativos de su día. Su elección representa un equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo, demostrando que no es ajena a las tendencias actuales de la moda.