
El pasado sábado, Paula Valdés y José Zambrano, padres de Christopher, un niño de siete años con autismo y síndrome de Ondine, pasaron por una experiencia angustiosa que aún no se ha resuelto. La familia, residente en el Barrio del Pilar en Madrid, se encontró su coche con la ventana destrozada y la maleta que contenía el respirador de su hijo, esencial para su supervivencia, desaparecida.
El síndrome de Ondine es una enfermedad rara que afecta al sistema nervioso. Los que la padecen, como Christopher, necesitan asistencia para respirar. «Cuando Christopher se duerme, se olvida de respirar», explica Paula, su madre, originaria de Ecuador. Este aparato robado es especial, está adaptado a las necesidades específicas de Christopher y, como dice su madre, «solo le sirve a él».
En su hogar, la familia tiene un respirador fijo, pero este carece de «trampas», es decir, no tiene las características necesarias para ser transportado ni ser funcional sin estar anclado. La portabilidad del respirador robado es fundamental para que Christopher pueda salir de casa y vivir una vida lo más normal posible.
El robo tuvo lugar en la calle Palencia alrededor de las 12.30 horas. La pareja había estacionado su coche allí mientras realizaba algunas compras rutinarias. Cuando regresaron, se encontraron con la ventana rota y la maleta roja, visible en la foto proporcionada, desaparecida. Dentro de esa maleta estaba el respirador de Christopher.
Después del robo, la pareja denunció la desaparición de la maleta. Fernando Cifuentes, el presidente de la Asociación de Comerciantes del barrio, fue de los primeros en ofrecerles ayuda. Ayudó a difundir su historia y a llamar la atención de los medios de comunicación. «Es un equipo que vale mucho dinero, lo primero que pensé fue ‘¿cómo lo hacemos?'», confiesa Paula.
A día de hoy, Paula y José aún no han recibido ninguna noticia sobre la maleta robada y hacen un llamado a quien pueda tenerla para que la devuelva. Christopher ha sufrido tres paradas respiratorias en su vida, sufre convulsiones y ha sido ingresado cinco veces en el Hospital Infantil Niño Jesús. También tiene una traqueotomía que le permite respirar en conjunto con su aparato.
La familia Zambrano ha sido clienta de la empresa Oximesa desde el nacimiento de Christopher. Afortunadamente, gracias a esta relación, la empresa les ha facilitado otro respirador que están probando para adaptarlo a las necesidades de su hijo. Sin embargo, éste no puede reemplazar completamente al que fue robado, que estaba especialmente adaptado para Christopher.
La desaparición del respirador de Christopher es más que un simple robo. Es un acto que ha puesto en peligro la vida de un niño y ha causado angustia a una familia que ya está lidiando con las dificultades de cuidar a un niño con necesidades especiales. A medida que se difunde la historia, la familia espera que el respirador pueda ser devuelto y que se pueda restaurar alguna medida de normalidad en sus vidas.