
El maratón electoral que está viviendo España en este primer semestre del año ha llegado a uno de sus checkpoints más importantes: las elecciones en el País Vasco. Aunque estas elecciones no han causado insomnio en el PSOE, se consideraban un «trance» que debía superarse sin añadir más heridas electorales, mientras se espera la prueba de fuego de las elecciones catalanas. Tras una noche de inquietud y preocupación, el lunes amaneció con una sensación de calma y satisfacción para el PSOE. «Bien, bien», repetían sus miembros a lo largo de la noche del domingo.
Había una confianza en que el PNV remontaría para impedir una victoria de EH Bildu y que el PSOE aumentaría lo suficiente para sumar y reeditar el gobierno, y todo salió según lo previsto. Los socialistas han conseguido ser la llave del gobierno, que era lo que aspiraban. Los 12 escaños obtenidos por Eneko Andueza mejoran el resultado de 2020 y son vitales para reeditar el pacto de gobierno, compensando la caída del PNV. Este resultado también proporciona un respiro a Pedro Sánchez en vista de los próximos comicios en Cataluña y las elecciones europeas.
Desde el PSOE reflexionaban que ellos y el PNV tienen ahora un papel central: el PNV ha ganado las elecciones y el PSOE ha crecido para ser los que decidan. El objetivo está cumplido. Los 12 escaños y 148.109 votos suponen una mejora de dos asientos y 25.861 papeletas respecto a los resultados de hace cuatro años. Este era el escenario que se había dibujado en el PSOE desde hace tiempo. Estaban conscientes de que habría una «foto finish» entre los partidos independentistas, pero querían «evitar tensiones y lesiones», refiriéndose a posibles réplicas en Madrid.
En Ferraz y en La Moncloa saben que la estabilidad en el gobierno vasco se traducirá en estabilidad en Madrid. Además, este resultado les da la satisfacción de no depender del PP para formar gobierno. «Hemos sabido trasladar la certeza de que el voto al PSOE es útil e imprescindible para decidir nuestro futuro», ha declarado Andueza durante la noche electoral.
En el PSOE temían una victoria de Arnaldo Otegi y su formación, Bildu. Pero la dirección socialista sostiene que «no es el momento de Bildu, aún les queda camino», un mensaje que la actitud de su candidato, Pello Otxandiano, al no calificar a ETA como banda terrorista, les ha permitido reforzar e intensificar.
Andueza ha criticado duramente a Bildu durante su campaña, invitando en los debates a los candidatos de esta formación a condenar los atentados terroristas, con el propósito de dejarlos en evidencia. Esa firmeza, y la dureza con la que el Gobierno ha censurado a Bildu, incluido Pedro Sánchez, por lo que consideraban una ofensa a las víctimas, ha provocado una distorsión en el mensaje.
La decisión de Sánchez de sostener su gobernabilidad, desde que llegó a La Moncloa, en los nacionalistas ha reforzado la posición de las formaciones más radicales en comunidades como Galicia y el País Vasco. Al mismo tiempo, ha erosionado en estas dos comunidades la figura del PSOE como alternativa, reafirmando su papel de subsidiario de los independentistas. Sin embargo, en el PSOE prefieren mirar los datos desde otra perspectiva: «El 85% de los votos [en el País Vasco] ha ido a parar a partidos del bloque de investidura».