
El reciente veredicto en el caso del jubilado librero, Pepe Lomas, ha marcado otro hito en la larga historia de la justicia penal. Este hombre de 81 años ha sido declarado culpable por un jurado de un delito de homicidio con dolo eventual. La víctima fue un hombre de 35 años, Nelson David Ramírez, un hondureño al que Lomas disparó tras sorprenderlo dentro de su propiedad.
La decisión del jurado fue tomada después de una semana de juicio en la Audiencia Provincial de Ciudad Real. Después de deliberar durante varias horas, el jurado emitió su veredicto con una mayoría de siete votos a favor y dos en contra. Además de hallar a Lomas culpable de homicidio, el jurado también consideró que había un eximente incompleto de anomalía o alteración psíquica y un atenuante de confesión.
El incidente que condujo a este caso tuvo lugar en la madrugada del 1 de agosto de 2021. Según la declaración de Lomas, se despertó alrededor de las 02:30 horas para comprobar que el riego de su finca, Valdelobo, estaba funcionando correctamente. Fue entonces cuando se percató de la presencia de un intruso en su propiedad.
Lomas, que tenía 77 años en ese momento, tomó la escopeta cargada que tenía en su dormitorio y salió al patio. Allí, divisó «un bulto de forma cónica» y disparó a ambos lados de esta figura sin saber que se trataba de una persona. Después de disparar, volvió a su habitación, recargó su arma y disparó una tercera vez.
La víctima, Nelson David, era conocida por la policía y tenía 36 antecedentes en la Policía Nacional y nueve en la Guardia Civil. Según los testimonios de los peritos y forenses, Nelson David recibió dos disparos: uno en el hombro, que hizo que se volteara, y el segundo en la espalda.
Durante su declaración en el juicio, Lomas sostuvo que no creía que sus disparos hubieran alcanzado a Nelson David. Expuso la teoría de que alguien había colocado el cadáver en su propiedad para asustarlo y hacer que abandonara la finca. Según Lomas, había presentado varias denuncias de entradas y daños en su propiedad que nunca fueron resueltas por la policía.
«No tiré a matar, tiré a avisar», afirmó Lomas en su alegato final. Según él, su intención era que el intruso escapara de la propiedad, no causarle daño. Sin embargo, el jurado no estuvo de acuerdo con este argumento y lo declaró culpable de homicidio con dolo eventual.
Este caso, que ha generado gran atención mediática, pone de relieve la complejidad de los casos de defensa personal y los límites de la ley en estos escenarios. A medida que el caso de Pepe Lomas avanza hacia la etapa de sentencia, seguramente continuará generando debates sobre estos temas.