
El juicio por el asesinato del colombiano Edwin Arrieta ha captado la atención de los medios de comunicación en Tailandia. El principal acusado es el español de 29 años, Daniel Sancho, a quien se le atribuye la muerte premeditada de Arrieta. En el centro de este escrutinio mediático está el fiscal Jeerawat Sawatdichai, quien está decidido a demostrar que Sancho planeó y ejecutó el asesinato.
Jeerawat, vestido con un traje negro, mascarilla blanca y gafas de sol, es una figura imponente en la sala del tribunal. Se le describe como el tipo de fiscal agresivo que no deja pasar ningún detalle. Su misión es clara: probar que Sancho asesinó a Arrieta a sangre fría.
El 26 de noviembre, Jeerawat presentó el escrito de acusación, que establecía todas las pruebas existentes contra Sancho y exponía el supuesto plan del español para asesinar a Arrieta en la isla de Koh Phangan en agosto pasado. Una fuente judicial en la isla describió a Jeerawat como un fiscal joven y mordaz, conocido por su habilidad para identificar y explotar las debilidades del acusado.
Además de acusar a Sancho de asesinato, Jeerawat también lo acusa de ocultación del cadáver y destrucción de documentación ajena, en referencia al pasaporte desaparecido de Arrieta. Para fortalecer su caso, el fiscal ha convocado a una larga lista de testigos, casi treinta en total, para testificar entre el 9 y el 23 de abril.
Entre los testigos que Jeerawat ha llamado a declarar se encuentra la empleada de limpieza que encontró la pelvis y los intestinos de Arrieta en bolsas de basura. También fue citada la dueña de la villa que Sancho alquiló, así como la mujer que vendió un kayak a Sancho la noche antes del asesinato, un kayak que supuestamente usó para deshacerse de algunos restos de Arrieta en el mar.
Los testigos más importantes convocados por Jeerawat son los policías que participaron en la investigación del caso. Entre ellos, el coronel Parinya Tanthasuwan, que estaba en la comisaría de Phangan cuando Sancho llegó para denunciar la desaparición de Arrieta. Esa misma noche, Parinya acompañó a Sancho a la villa que alquilaba y se quedó para vigilar. Sancho ya era el principal sospechoso de la desaparición del cirujano colombiano.
Otro testigo fue el inspector Ekachai Kamprakon, quien redactó uno de los informes clave para inculpar a Sancho. El informe detallaba las imágenes de las cámaras de seguridad que mostraban a Sancho comprando cuchillos en un supermercado, recogiendo a Arrieta en el muelle y a ambos en la moto de camino al hotel donde ocurrió el crimen.
En respuesta a las acusaciones, Sancho ha mantenido que actuó en «defensa propia». También ha cuestionado la premisa de que hubo premeditación en el asesinato. A pesar de esto, el coronel Parinya afirmó a los medios que el cambio de declaración de Sancho no afectará la acusación.
El coronel Paisan Sangthep, jefe de la comisaría de Phangan, también será citado como testigo. En una entrevista anterior, Paisan afirmó que tenían pruebas suficientes para sostener que Sancho había cometido un asesinato premeditado.
Sin embargo, en la misma entrevista, Paisan admitió que habían intentado engañar a Sancho con preguntas hasta que confesó. Esta confesión ha llevado a los abogados de Sancho a acusar a los investigadores tailandeses de prometer al acusado que sería «deportado en 48 horas» si colaboraba en el caso.
El juicio se reanudará el próximo miércoles, después de las celebraciones del Año Nuevo budista. Durante este tiempo, se espera que la familia de Sancho pueda visitarlo en prisión.