
Dani Benítez, un ex futbolista de Granada, ha tomado medidas para cambiar su vida después de lidiar con una serie de problemas de adicción y conflictos personales. Nacido en Lloseta en 1987, Benítez ahora trabaja en una empresa de fertilizantes para mantener a su familia, mientras juega en el club de tercera división, Arenas de Armilla.
Benítez ha pasado por una serie de altibajos en su vida personal y profesional. En 2014, su carrera en el Granada CF llegó a un abrupto final después de una prueba positiva de cocaína. Desde entonces, ha tomado medidas para superar sus problemas de adicción, incluso afirmando que ya no consume alcohol, ni ha vuelto a las drogas.
En una entrevista, Benítez se negó a admitir que tuviera un problema con estas sustancias, afirmando que nunca le gustó el alcohol y que su entorno más cercano lo sabe. Habló sobre la importancia de sus amigos durante su tiempo más difícil, admitiendo que a menudo se negaba a escuchar sus consejos y advertencias.
A pesar de su lucha personal, Benítez dice que no guarda rencor hacia nadie, ni en el mundo del fútbol ni fuera de él. Admite que su vida había llegado a un punto en el que no importaba si todo era blanco o negro, y que llegó a considerar el suicidio durante su separación y después de dar positivo por cocaína.
Sin embargo, Benítez nunca buscó la ayuda de un profesional. Asegura que, aunque respeta a los psicólogos y psiquiatras, cree que uno mismo es quien realmente puede salir adelante.
Una de las cosas más difíciles que ha tenido que enfrentar fue la muerte de su madre en 2011. También menciona el dolor que le causó la mala relación con su padre, aunque afirma que lo ha perdonado.
En cuanto a su experiencia en el fútbol, Benítez lamenta la falta de conexión entre los jugadores y los fans. Compara cómo los jugadores solían interactuar con los fans en un bar después de los partidos con cómo ahora los jugadores están más aislados.
A pesar de su agitada vida, Benítez declara que ama el fútbol y odia la fama. Su experiencia en el deporte y su lucha personal han sido una gran lección de madurez. Ahora, se considera una persona normal, y se siente agradecido por las lecciones que ha aprendido de sus desafíos.