
La adaptación cinematográfica de un libro puede ser un desafío. A veces, la pregunta que surge es, ¿qué puede una película agregar a un libro? O, alternativamente, ¿por qué o para qué adaptar un texto a la pantalla? La directora Vanessa Filho se hizo las mismas preguntas después de leer El consentimiento. Tenía otro proyecto en marcha, pero sintió la necesidad, la urgencia, de detener todo lo que estaba haciendo.
El consentimiento, la película, no puede ser equivalente a El consentimiento, el libro. Aunque se cuente la misma historia y se haga en el mismo estado emocional, entre la estupefacción, la vergüenza, el dolor y la más brutal sinceridad. Pero, según Filho, el objetivo no es reemplazar la voz de la víctima, sino amplificarla. Necesitamos escuchar más voces y sumar testimonios para crear conciencia y cambio.
La novela El consentimiento es el testimonio de Vanessa Springora sobre su relación con el escritor Gabriel Matzneff, cuando ella tenía 13 años y él 50. Es la radiografía de una sociedad enferma y culpable que no solo toleró sino que celebró la pederastia y el abuso. Matzneff nunca ocultó lo que hizo. Al contrario, escribió sobre ello y vivió de ello. Ni la madre de la víctima, que la animó, ni su padre, que prefirió callar, ni el mundo cultural en su totalidad… nadie hizo nada.
La adaptación cinematográfica de este relato está protagonizada por la actriz Kim Higelin, que interpreta a Springora. Su actuación nos enfrenta a la cruda realidad del abuso y nos obliga a mirar en nuestros propios abismos.
A pesar del éxito de la novela y el debate que generó, el problema del abuso de menores está lejos de ser un problema del pasado. Filho señala el caso del actor Grard Depardieu, cuyas acusaciones de abuso fueron rápidamente defendidas por el presidente Macron. Según Filho, la sociedad sigue siendo cómplice de los abusadores, al darles un pase en nombre del arte y no dar voz a las víctimas.
Un episodio particularmente revelador fue el programa cultural Apostrophes, en el que el pederasta literato Matzneff fue celebrado mientras la periodista Denise Bombardier se oponía. Filho cuestiona cómo la cultura puede ser utilizada para destruir a alguien y lamenta la reciente muerte de Bombardier, quien hubiera querido ver la película.
Convertir en imagen lo inimaginable es un desafío. Al igual que en la adaptación de la novela de Laurence Sterne Tristram Shandy por Winterbottom, El consentimiento, la película, busca reproducir la confusión y la cuestionamiento social que la lectura del libro provoca. Según Filho, su empeño fue reproducir esa misma confusión en la adaptación cinematográfica.