
El escenario de El Prat de Llobregat en Barcelona es testigo de un incremento alarmante en casos de violencia vicaria en España. Los casos han ascendido a siete en apenas un trimestre y diez días, con cinco de ellos en Cataluña. Este número de casos de menores fallecidos es impactante y ha roto todos los récords negativos desde que se comenzó a registrar los datos. De hecho, 2024 se ha convertido en el peor año de la historia en cuanto a este tipo de violencia teniendo en cuenta que sólo se ha cubierto un trimestre del año.
La ministra Ana Redondo ha hablado sobre un cambio de patrón en la violencia machista, donde el agresor inflige el daño máximo posible a su víctima al matar a sus hijos.
El caso que ha desencadenado la alarma ocurrió en El Prat, donde un hombre se suicidó lanzándose a las vías del tren después de presuntamente asesinar a su esposa, Vanesa, y a sus dos hijos mellizos de ocho años en su casa. La alerta fue dada por un maquinista poco después de las 16:20 horas en las vías que conducen a la estación de El Prat. Varias dotaciones de bomberos, el servicio de emergencias y la policía local, además de los Mossos d’Esquadra, se presentaron en el lugar.
La policía autonómica encontró las llaves de un vehículo y una carta en su interior en la que el hombre habría admitido los hechos. A partir de ahí, localizaron la vivienda y encontraron los cuerpos de Vanesa y los dos niños. Los cuatro eran de nacionalidad española y habían residido en un edificio de dos plantas y garaje en la calle Agramunt de la ciudad durante poco más de un año.
El juez ha decretado el secreto del sumario y la División de Investigación Criminal de los Mossos d’Esquadra está trabajando para aclarar los hechos. A la espera de la autopsia, todo apunta a que podrían haber muerto por asfixia. El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) informó que no constan antecedentes judiciales entre la mujer hallada muerta violentamente junto a sus hijos y el padre.
El Juzgado de Instrucción 4 de la localidad, en funciones de guardia, realizó el levantamiento de los cadáveres. Sin embargo, luego se inhibió en favor del Juzgado de Instrucción 5 de la misma ciudad, encargado de las causas de violencia sobre la mujer.
Después de que los Mossos d’Esquadra confirmaran que Vanesa había sido víctima de un crimen machista, el Ministerio de Igualdad subió a nueve el número de mujeres y a siete el número de menores víctimas de violencia de género en 2024, incluyendo a los de El Prat de Llobregat.
Desde 2013, 57 menores han sido asesinados en crímenes vicarios, siete en estos 101 días de 2024, un porcentaje que ha aumentado dramáticamente en los últimos tres meses. De hecho, en lo que va de año ya se ha igualado la cifra de niños víctimas mortales de violencia de género de 2015, 2018 y 2021. Sólo en 2017 se alcanzó una cifra superior a la de estos años, con un total de ocho menores asesinados por sus padres o las parejas o exparejas de sus madres, sólo uno más que ahora.
Estas cifras son particularmente funestas en Cataluña, con cinco menores de los siete en total y con la única excepción de las niñas asesinadas por su padre en Almería. Al triple crimen de El Prat se suma el reciente asesinato de un menor de cinco años a manos de su padre en Bellcaire de l’Empordà hace justo una semana. Dos trágicos sucesos en apenas siete días que han golpeado duramente a ambas localidades y que han obligado a la Generalitat a reaccionar: ayer, ERC anunció que planea crear un grupo de expertas en violencia vicaria.
A estos se suma otro caso más: el de un hombre que se suicidó junto a sus dos hijos después de cerrar las ventanas de su casa y dejar el gas abierto en su casa en el barrio de Horta, en Barcelona.
La conmoción ha sacudido el centro de El Prat de Llobregat tras un asesinato que ha dejado en estado de shock a los vecinos de la calle Agramunt de la localidad. Se describía al hombre como «raro», muy hermético, que no hablaba con nadie. Una empleada del hogar del piso colindante, Wendy, recordó haberlo visto salir en su vehículo la tarde del martes. Por la hora mencionada -alrededor de las 16:00- podría ser cuando se dirigió a la estación de tren. En el gimnasio de enfrente, el hombre que lo regenta explicó que el presunto autor del crimen era cliente habitual desde hacía medio año, un local al que acudía dos veces por semana a hacer ejercicio mirando su móvil y sin apenas hablar con nadie.