
Para comprender la gravedad de la crisis que está viviendo Ecuador, basta con mirar los titulares de los últimos días. Este viernes, el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, ha decretado el estado de excepción en todo el país, a tan solo 36 horas de que se abran las urnas para un referéndum y consulta popular trascendentales para la nación. La razón alegada para esta medida es la «grave conmoción interna y calamidad pública en todo el territorio nacional».
Las circunstancias que han llevado a este punto son múltiples e interrelacionadas. El país andino está sufriendo un racionamiento eléctrico severo, con cortes de energía de entre 8 y 9 horas en sus principales ciudades, Quito y Guayaquil. Esta situación ha sido provocada por la sequía asociada al fenómeno climatológico de El Niño, que ha llevado a un cese fulminante de la ministra de Energía y Minas, Andrea Arrobo, quien había garantizado que no habría cortes eléctricos. A esta crisis energética se suma la decisión de Colombia de suspender el suministro de energía al país vecino.
La violencia también ha azotado a Ecuador. En apenas 48 horas, sicarios han asesinado a dos alcaldes de la zona minera, convirtiendo al país en el epicentro del narcotráfico en el continente. Las muertes del alcalde de Portovelo, Jorge Maldonado, y del alcalde de Camilo Ponce Enríquez, José Sánchez, han elevado la tensión en la víspera de los referendos.
El estado de emergencia decretado por Noboa tendrá una duración inicial de 60 días. Durante este período, la Policía y las Fuerzas Armadas estarán a cargo de proteger las instalaciones del sector energético. Esta medida se tomó después de que el gobierno atribuyera a sabotajes eléctricos la crisis de los últimos días.
Además de la crisis energética y la violencia, el país también está lidiando con el crimen organizado. A principios de año, el gobierno también decretó estado de excepción y conflicto armado interno debido al pulso que planteó el crimen organizado. Los grandes carteles del narcotráfico mexicano, Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, han establecido alianzas con las bandas más importantes del país, como Los Choneros, Los Lobos y Los Tiguerones.
Juntos, estos factores han creado una tormenta perfecta de inestabilidad y crisis en Ecuador. A menos de dos días de un referéndum y consulta popular clave, el país se encuentra en un estado de excepción debido a la conmoción interna y la calamidad pública. Con un racionamiento eléctrico severo y una creciente ola de violencia, el gobierno de Noboa se ve presionado para encontrar soluciones rápidas y efectivas a estos graves problemas.
El referéndum y la consulta popular del domingo son una oportunidad para que el gobierno y el pueblo ecuatoriano aborden estos temas. Sin embargo, con el estado de emergencia en vigor y la creciente inestabilidad, la realización de estas votaciones y su eventual impacto en la resolución de la crisis actual son inciertos. En este contexto, el futuro de Ecuador parece incierto, y el mundo entero está observando cómo la nación andina navega por esta tormenta.