
El fútbol español vuelve a ser el centro de la controversia debido a la conducta de algunos de sus seguidores. En un reciente partido en el Coliseum, un grupo de aficionados de la Real Sociedad lanzó insultos y deseos de muerte al jugador del Getafe, Mason Greenwood. Este episodio se suma a una serie de incidentes recientes que han manchado la reputación del deporte y han planteado preguntas sobre cómo el fútbol español puede manejar el problema del racismo y la discriminación.
El suceso ocurrió durante el partido entre la Real Sociedad y el Getafe, ante el cual acudieron aproximadamente 300 aficionados del equipo visitante. Un sector de estos seguidores lanzó insultos contra Greenwood, a quien llamaron «violador» y a quien expresaron deseos de muerte.
Esta no es la primera vez que el joven futbolista británico, cedido por el Manchester United, es blanco de cantos ofensivos en diferentes estadios esta temporada. La gravedad de los gritos fue tal que la afición del Getafe respondió con abucheos y silbidos, en una clara muestra de rechazo.
Tras el partido, el entrenador del Getafe, José Bordalás, defendió a su jugador en la rueda de prensa. «Es inaceptable sea quien sea el jugador. No es la primera vez que nos ha ocurrido con Mason. Se tienen que tomar medidas igualmente, como pasó en el último partido ante el Sevilla. Es inaceptable, medidas muy serias y no tengo nada más que decir», declaró Bordalás.
El problema de las conductas racistas y discriminatorias en el fútbol español no se limita a este incidente. En un episodio anterior, un pequeño sector de hinchas del Getafe llamó «mono» al sevillista Marcos Acuña y «gitano» al entrenador Quique Sánchez Flores.
Además, en otro incidente registrado durante el encuentro Almería-Villarreal, el árbitro Miguel Ángel Ortiz Arias del Comité Madrileño, reflejó en el acta del partido haber recibido insultos en inglés por parte del jugador belga Largie Ramazani, que había sido expulsado por doble amonestación.
Ortiz Arias detalló que, tras finalizar el partido y dentro del túnel de vestuarios, Ramazani se acercó a él «de forma agresiva y con actitud intimidatoria». Aunque el jugador no llegó a tener contacto físico con el árbitro, ya que fue sujetado por varios miembros del equipo local, Ramazani le gritó insultos en inglés, incluyendo frases como ‘Fucking dickhead! Fucking cunt! Fucking idiot!‘ (‘Maldito imbécil! Puto cabrón! Maldito idiota!’).
El incidente con Ramazani ocurrió después de que el jugador fuera expulsado al recibir la segunda amarilla a los 87 minutos de juego, con un empate a uno en el marcador. Pese a la expulsión, el Villarreal logró ganar por 1-2 con un gol en la prolongación del noruego Alexander Sorloth.
Estos episodios de discriminación y comportamiento agresivo ponen de manifiesto la necesidad de tomar medidas inmediatas y contundentes para erradicar este tipo de conductas del fútbol español. Tal como afirmó José Bordalás, es inaceptable que cualquier jugador sea objeto de insultos y abusos, y es necesario que se tomen medidas serias para abordar este problema.