
El ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha optado por una postura neutral en el siempre polémico tema del aborto de cara a las elecciones de noviembre. Trump ha manifestado su intención de que los estados continúen siendo quienes deciden si el aborto es legal o no y ha evitado proporcionar una cifra concreta sobre el número de semanas en las que considera que el aborto debería estar autorizado.
Este movimiento es evidente en la estrategia política de Trump, que viene en un momento crítico, cuando su ventaja electoral sobre el candidato demócrata, Joe Biden, se estrecha cada vez más. A pesar de la competencia cercana, Trump sigue siendo el favorito para ganar las elecciones, debido en parte al sistema electoral estadounidense que favorece al candidato republicano.
Acorde con su estrategia, Trump ha declarado en un video que «es cosa de los estados hacer lo que crean correcto». Esta declaración indica que el ex presidente está consciente de la impopularidad de la prohibición total del aborto en Estados Unidos. Por otro lado, Trump también está consciente de que su principal grupo de apoyo, la comunidad evangélica, se opone completamente al aborto.
En su esfuerzo por equilibrar las demandas de su base y de un electorado más amplio, Trump ha optado por una postura neutral. Proclamarse a favor de la prohibición del aborto a nivel nacional hubiera sido un suicidio político, mientras que manifestarse en contra de la prohibición hubiera alienado a su base evangélica.
Una consideración adicional es que la prohibición del aborto a nivel nacional contradeciría el legado de Trump. Durante su presidencia, Trump nombró a seis jueces del Tribunal Supremo que en 2022 establecieron que el aborto no era necesariamente un derecho en todo el país. Esta decisión contravenía una sentencia anterior del mismo tribunal adoptada en 1973.
En este contexto, la postura de Trump parece ser «que quede todo como está». Es decir, que los estados sigan teniendo la libertad de regular el aborto. Al no proponer un límite en el embarazo para realizar un aborto, Trump evita confrontar directamente a su base evangélica, que se opone al aborto en todas las circunstancias.
A pesar de esta postura neutral, es probable que los evangélicos continúen apoyando a Trump, ya que su rival, Joe Biden, es abiertamente pro-aborto. Sin embargo, parece poco probable que el 57% de los estadounidenses que apoyan el aborto cambien de opinión en relación a Trump, dado que su propuesta es mantener la situación actual, que consideran inaceptable.
A lo largo de los años, Trump ha tenido diversas posiciones en materia de aborto. Incluso llegó a cambiar de opinión cinco veces en tres días en 2015, según el ‘Washington Post’. Pasó de estar «muy a favor» del aborto a ser «pro-vida» en 2011, y en 2015 defendió «castigar de alguna forma a las mujeres que realicen abortos» y prometió «derogar Roe versus Wade», la sentencia del Tribunal Supremo que legalizó el aborto en todo el país.
En 2022, cuando la sentencia fue anulada, Trump atribuyó la responsabilidad a Dios, al decir en Fox News que «Dios tomó esa decisión». Más adelante, culpó a los republicanos por la mala gestión del tema del aborto después de perder las elecciones al Congreso. Finalmente, en septiembre pasado, Trump declaró que, si gana las elecciones, buscará una solución aceptable para todos los grupos involucrados en el debate sobre el aborto.