
El ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, pieza clave en la denominada Revolución Ciudadana, vivió un giro dramático en su situación personal y política al ser trasladado a la cárcel de máxima seguridad de La Roca ubicada en Guayaquil. Glas, quien parecía haber logrado un respiro al serle concedido asilo político por el Gobierno de México, fue finalmente apresado en lo que ha sido descrito como un asalto nocturno a la embajada mexicana en Quito.
El abrupto cambio de suerte del ex vicepresidente ecuatoriano ha provocado una crisis diplomática sin precedentes entre México y Ecuador, una situación que ha llevado a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países. El Gobierno mexicano ha calificado la incursión en su embajada como una «violación flagrante del Derecho internacional y a la soberanía de México«.
El operativo que terminó con Glas en prisión fue ejecutado por el Bloque de Seguridad, un comando conformado por policías y militares ecuatorianos. El asalto a la embajada y la captura de Glas se produjeron apenas unas horas después de que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, concediera el asilo político a Glas y lanzara insultos contra el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, a quien tildó de «facho».
El ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, también acusado de corrupción y prófugo de la justicia ecuatoriana, denunció el trato que se le ha dado a Glas, su hombre de confianza durante años. Correa criticó a Noboa y aseguró que el actual presidente ecuatoriano no quedará impune por sus actos.
Glas ya había cumplido una condena de cinco años por delitos de corrupción, pero las nuevas revelaciones en el caso metástasis provocaron una nueva orden de arresto en su contra. La fiscal Diana Salazar desveló que el narcotraficante Leandro Norero, asesinado posteriormente, había sobornado al juez que dictó la excarcelación de Glas. Además, el ex vicepresidente enfrenta acusaciones de acoso sexual formuladas por una de sus colaboradoras más cercanas.
Sobre la detención de Glas, el Gobierno de Noboa emitió un comunicado en el que aseguró que «ningún delincuente puede ser considerado un perseguido político». El comunicado también señaló que la captura de Glas se llevó a cabo debido a que había abusado de las inmunidades y privilegios que le fueron concedidos.
En medio de la crisis diplomática, López Obrador provocó aún más la tensión al insinuar que el presidente ecuatoriano había obtenido un beneficio político tras el asesinato del candidato Fernando Villavicencio apenas diez días antes de las elecciones presidenciales. Esta afirmación fue repudiada por Vernica Sarauz, viuda del periodista de investigación asesinado.
Por otro lado, en el proceso judicial contra los sicarios que fueron contratados para asesinar a Villavicencio, se confirmó su pertenencia a la banda de Los Lobos, aliados del cartel mexicano Jalisco Nueva Generación.
El analista Matías Abad sostuvo que la ruptura de las relaciones entre México y Ecuador, dos países con profundos problemas y vínculos compartidos con el narcotráfico, sólo beneficia a los narcotraficantes. A principios de enero, el Gobierno ecuatoriano decretó el estado de conflicto interno para combatir al narcotráfico, que ha convertido al país andino en uno de los más peligrosos del continente.