
El pasado domingo, a las dos de la madrugada, se vivió una escena inusual en la sala de prensa del estadio de La Cartuja. Mientras Ernesto Valverde, el entrenador del Athletic de Bilbao, estaba en plena conferencia de prensa, Nico Williams, se asomó sigilosamente y esperó su turno en las últimas filas, vestido de corto.
El joven futbolista, que había sido elegido mejor jugador de la final contra el Mallorca, se había saltado el protocolo, entrando por la puerta de atrás, en lugar de hacerlo por aquella donde quedaría a salvo de manifestaciones espontáneas de admiración. Un periodista se apresuró a solicitarle una foto conjunta, a la que accedió gustoso antes de que uno de los responsables de proteger a los jugadores detuviera una tendencia que podía ir a más.
Cuando se le planteó a Valverde la continuidad de Nico en el Athletic, este sonrió y señaló al joven que esperaba su turno. Ambos se abrazaron cuando cruzaron sus caminos, una vez que terminó la comparecencia de Valverde y se inició la de Nico. Afilado y vertical toda la noche, autor del pase de gol a Oihan Sancet, de un tanto anulado por fuera de juego y de un remate que pudo suponer la igualada a uno en la frontera del descanso, Nico demostró una actitud de jugador ajeno a cualquier atisbo de divismo.
A sus 21 años, Nico despierta el interés de algunos de los mejores equipos de Europa. Su renovación el pasado 1 de diciembre, con una cláusula de sólo 50 millones de euros, fue más que una garantía de continuidad, una forma para que el club pueda ingresar dinero en el caso, muy probable, de que decida marcharse.
El Barcelona es uno de los equipos interesados en su contratación. Sin embargo, la precaria economía de los azulgranas alimenta las posibilidades de su marcha a la Premier League. En el Athletic empiezan a hacerse a la idea de que será complicada su continuidad.
Rápido, habilidoso y con un regate infrecuente en el fútbol de hoy, Nico atesora cualidades sobradas para seguir creciendo lejos de San Mamés. Sin embargo, el Athletic cuenta con una profundidad de banquillo que le permitiría afrontar su marcha sin un carácter traumático.
En la final, a medida que avanzaba el partido, Valverde recurrió a alternativas más solventes que las que pudo manejar Javier Aguirre, entrenador del Mallorca, entre ellas Álex Berenguer, que dinamizó la banda derecha como relevo de Iñaki Williams y a quien correspondió marcar el penalti definitivo. En el ex jugador del Torino puede recaer la delicada tarea de tomar el relevo de Nico, si finalmente decide alejar su destino de los flamantes campeones de Copa. A la espera de conocer su futuro, Nico Williams continúa trabajando duro y demostrando su valía en el terreno de juego.