
En la pista de tenis, prudencia. En el banquillo, prudencia. En las gradas, en los despachos, en las taquillas, prudencia. Incluso en las calles, prudencia. Esta es la palabra clave que resuena en Barcelona en este mes de abril. Años atrás, durante este mes, la parte alta de la ciudad se engalanaba con carteles de Rafa Nadal en las marquesinas, las vallas publicitarias y las farolas. Llegaba el torneo Conde de Godó y Nadal no sólo era el favorito, sino que era el dueño. En 12 ocasiones levantó el trofeo, un logro que sólo supera en Roland Garros. Pero este año, la palabra clave es prudencia.
En el barrio de Pedralbes y Sarrià, donde la ciudad luce hermosos jardines, anchas avenidas y enormes apartamentos, la imagen de Nadal está acompañada por fotos de Stefanos Tsitsipas, Casper Ruud, Andrey Rublev y, por supuesto, Carlos Alcaraz, a pesar de su baja de última hora. Para encontrar al tenista número 646 del ranking ATP hay que darse un buen paseo por Via Augusta. Si Nadal vuelve a proclamarse campeón en Barcelona este próximo domingo, su escasa presencia en la ciudad podría resultar extraña. Sin embargo, el pasado miércoles, en su primer entrenamiento, pocos apostarían que llegaría a jugar.
Ese día, Nadal dejó sensaciones encontradas en la pista que lleva su nombre. Apareció más delgado que nunca, mostró su derecha de siempre ante el sparring David Jordà -298 del mundo- y disfrutó del tenis. Sin embargo, pidió intimidad al público y a la prensa cuando le tocó practicar su saque. Sólo permitió que se vieran algunos ejercicios de volea.
El entorno de Nadal siempre ha sido hermético, pero estos días lo ha sido aún más. No hubo pistas sobre su estado más allá de las molestias abdominales reconocidas. Su tío y exentrenador, Toni Nadal, mencionó en un acto en Segovia: «Tiene molestias a la hora de sacar, con lo demás ningún problema». De hecho, después de esa primera sesión en Barcelona, Nadal publicó un mensaje de cautela en Instagram que planteaba aún más dudas sobre su participación en el Godó. «Importante decir que no quiero confirmar que jugaré, ojalá que sí», escribió el ganador de 22 Grand Slam en la red social.
Pero en los días siguientes, la percepción general cambió. Se ejercitó con el argentino Sebastián Báez, un Top 20 del ranking ATP, y mostró su saque. Continuó trabajando junto a Alejandro Davidovich y el sábado venció por 6-1 a Andrey Rublev, número seis del mundo, en un set de práctica. El resultado fue anecdótico porque el ruso está sumido en una crisis anímica considerable desde su descalificación del ATP 500 de Dubai y apenas se esforzó. Sin embargo, el servicio de Nadal desató la euforia. Incluso hubo un ace que levantó una ovación entre el público presente en las pistas de entrenamiento del Real Club de Tenis de Barcelona, en su mayoría adolescentes.
El periodista de RTVE Ignasi Rosell, con una posición cercana al banquillo, reveló que el propio tenista había expresado su entusiasmo a sus entrenadores, Carlos Moyà, Marc López y Gustavo Marcaccio. «¡Cómo estoy sacando!», les habría dicho en consonancia con lo que se veía en la pista. Luego se fue a comer con su esposa, Mery, y su hijo, Rafael, que estaban presentes en Barcelona y por la tarde fue la mano inocente del sorteo.
Sus rivales en las primeras rondas son jóvenes con motivación y habilidades en tierra batida. El primero, el italiano Flavio Cobolli, con quien se encontrará este martes (no antes de las 16.00 horas, Teledeporte), fue campeón de dobles en el Roland Garros junior de 2020 y el año pasado se metió en el cuadro final del Grand Slam parisino para enfrentarse a Carlos Alcaraz. El segundo, el hispano-uruguayo-australiano Alex de Miñaur, está a las puertas del Top 10 de la ATP y viene de ganar su segundo ATP 500 en Acapulco. Y el tercero, posiblemente Arthur Fils, la mayor promesa del tenis francés de sólo 19 años, está creciendo sobre arcilla de la mano de Sergi Bruguera, su entrenador desde el invierno. Los tres pueden ser adversarios ideales para adquirir ritmo de competición. Los tres pueden ser adversarios peligrosos por su talento y motivación.
En cualquier caso, como Nadal ha subrayado en todos los actos en los que ha participado, irá partido a partido. Si vuelven los dolores en el abdomen, no forzará para evitar un descanso más largo. Su objetivo era, es y será competir en Roland Garros a partir del 20 de mayo, es decir, en poco más de un mes, y entre medias no hay nada fijo. En cualquier momento podría retirarse del Godó, del Mutua Madrid Open y del Masters 1000 de Roma.
Con Alcaraz entre interrogantes y el tenis español en crisis – en el Godó sólo juegan ocho locales y cuatro, Martín Landaluce, Dani Rincón, Roberto Bautista y Albert Ramos, han sido invitados por la organización- en la Caja Mágica confían en que Nadal se mantenga sano esta semana para verle jugar la siguiente. Pero no hay nada seguro. Prudencia, prudencia, prudencia.