
El enfrentamiento reciente entre el Barcelona y el París Saint-Germain (PSG) en las semifinales de la Liga de Campeones de la UEFA, fue una prueba de fuego para el entrenador del Barcelona, Xavi, cuya autodestrucción en el banquillo fue tan palpable como desgarradora. En un giro sorprendente, la eliminación del Barcelona parece haber devorado las esperanzas de Xavi de terminar su obra en el club, al igual que el mitológico Saturno que devora a sus hijos.
Lamine Yamal, quien había mostrado un camino prometedor para el Barcelona, fue inexplicablemente retirado del campo por Xavi, a pesar de su ventaja de dos goles en ese momento. Este cambio, que parecía motivado por el temor a una expulsión, solo sirvió para desatar los fantasmas de pasadas derrotas en Liverpool, Roma y Lisboa.
Yamal demostró su valía en el campo, corriendo como un guepardo en un instante fugaz pero mortal. Recibió el balón de Araujo y dejó atrás a Nuno Gomes con la facilidad de un esquiador en un slalom. Su gol fue para Raphinha, quien sumó su hat trick en la eliminatoria.
Pero cuando Araujo fue expulsado, Xavi decidió reemplazar a Yamal, una elección que llevó a la resignación del joven jugador. Xavi eligió a Íñigo Martínez para tomar su lugar, una decisión que parecía más un cálculo que un reflejo del ADN del Bara. Con Yamal fuera del campo, el Barcelona perdió a su mejor defensa contra un PSG desesperado.
Luis Enrique, por otro lado, parecía tener una visión más clara de su partido. Había iniciado con un control firme del juego y cambios estratégicos. Araujo, el defensor central del Barcelona, se convirtió en el centro de los problemas para el equipo cuando fue expulsado. A partir de ahí, el partido se convirtió en una hora de autodestrucción para el Barcelona.
La expulsión de Araujo fue seguida por el gol del PSG, marcado por Demblé, quien aprovechó un pase de Barcola que ni Cúbrars ni Cancelo pudieron interceptar. El regreso del Barcelona al campo después del descanso fue marcado por la duda y el miedo. Íñigo Martínez, quien había sido traído para reforzar la defensa, vio una tarjeta amarilla en una disputa con Mbappé.
Vitinha logró adelantar al PSG con un paseo por la frontal en el que nadie salió a su encuentro. De Jong y Lewandowski parecían fuera de lugar, especialmente el polaco, quien se encontraba en un papel que no le correspondía. La igualada en inferioridad silenció a Montjuïc y sacó a Xavi de su casilla. En un acto de frustración, insultó al árbitro y pateó una valla de publicidad.
La expulsión de Xavi fue seguida por la entrada de Ferran Torres, Fermín y Joao Félix al campo. Sin embargo, sus esfuerzos no fueron suficientes para evitar que Cancelo cometiera un penalti sin sentido sobre Demblé. Ter Stegen no pudo detener el tiro de Mbappé, quien selló la derrota del Barcelona con un gol más. En resumen, la derrota del Barcelona fue, en gran medida, resultado de las decisiones de Xavi.