
En un emocionante partido de fútbol celebrado en el Parque de los Príncipes, el Barcelona se enfrentó al PSG en los cuartos de final de la Champions League. A pesar de enfrentarse a un equipo letal e inconsistente, el Barça mostró resiliencia y valentía, lo que le permitió salir de una eliminatoria que se consideraba una trampa mortal. El resultado final, 2-3, le da una ligera ventaja al equipo catalán en el camino hacia las semifinales.
El Barça demostró desde el principio que podía competir con el Mbappé y su equipo. A pesar de la presión, el equipo catalán no se dejó intimidar por un rival aparentemente imbatible. Un momento clave llegó cuando Raphinha aprovechó un pase largo de Ter Stegen para provocar el error de un tembloroso Donnarumma. Esto obligó a Lucas Beraldo a rechazar lo que parecía ser el primer gol del partido.
A medida que el partido avanzaba, el Barça comenzó a explorar sus transiciones, mientras el PSG intentaba marcar con disparos lejanos de Lee y Asensio. Por su parte, Araújo y Kound lograron contener a Mbappé, quien no pudo marcar con sus endiabladas carreras hacia el área.
El Barça creció sobre una base sólida. A pesar de no tener el ADN culé purista, el equipo catalán demostró una eficacia que le permitió sostenerse en el partido. Nuno Mendes salvó bajo palos el remate de Lewandowski en un saque de esquina, y Raphinha, aprovechándose de las dudas del guardameta, probó desde la frontal.
Lamine Yamal encontró los espacios en la orilla para desequilibrar, al igual que Raphinha. El peligro del Barça podía llegar desde cualquier parte, y emergió la figura del púber Pau Cubars para graduarse en un gran escenario europeo plagado de estrellas.
El equipo catalán se fue al descanso con una inyección de confianza. Sin embargo, el marcador era corto y justo, lo que causó cierta confusión en los primeros minutos de la segunda mitad. Demblé apareció de repente, apoyándose en la carrera de Mbappé hasta la línea de fondo, y el remate del ídolo francés lo desvió Araújo a los pies de su excompañero. Demblé recortó a De Jong y cruzó un disparo incontestable.
Vitinha encontró un hueco en el área del Barça para marcar el segundo gol y Barcola estrelló el tercero en el palo. Para sobrevivir en París, el Barça necesitaba ser valiente y generar en el rival las mismas dudas que sus jugadores estaban experimentando. Para este ejercicio, el mejor jugador era Pedri.
A pesar de las semanas de lesiones, Pedri no perdió su diálogo con la pelota. La primera que tocó se convirtió en un globo que sorteó la defensa parisina, y Raphinha cazó con un remate acrobático. El Barça se levantó con la magia del canario y el partido se volvió loco.
Joao Félix respondió con un centro raso que iba a marcar Ferran Torres, pero apareció Nuno Mendes. Entonces, Gündogan envió un saque de esquina a la cabeza de Christensen al segundo palo, lo que permitió al Barça tomar una ventaja en una eliminatoria muy viva.