
Las calles de El Cairo, específicamente la plaza Tahrir y sus alrededores, se han convertido en un lugar peligroso para las mujeres según un informe de Human Rights Watch (HRW), organización con sede en Nueva York. En un periodo de solo dos días, se reportaron casi un centenar de agresiones sexuales, un fenómeno que ha ido en aumento, independientemente de las protestas contra el presidente Mohamed Mursi.
Según HRW, ha habido al menos 91 casos de asalto que podrían considerarse como violaciones desde el 28 de junio. Estos datos, proporcionados por asociaciones locales que luchan contra esta problemática, revelan un fenómeno recurrente y preocupante en Egipto, especialmente durante las manifestaciones.
El informe de HRW detalla que el 28 de junio ocurrieron cinco ataques contra mujeres, el número de incidentes aumentó a 46 el 30 de junio, considerado el día con más incidentes durante las protestas. Posteriormente, se reportaron 17 casos el 1 de julio y 23 el 2 de julio.
El escenario más común descrito por las víctimas implica a un grupo de jóvenes que, al identificar a una mujer, la rodean y la aíslan de sus amigos antes de atacarla. En algunos casos, los agresores llegan a rasgar la ropa de la víctima e incluso a violarla. Hay informes que indican que algunas víctimas fueron arrastradas a otro lugar para continuar siendo atacadas.
Estos ataques, que en algunos casos duraron casi una hora, han resultado en la hospitalización de las víctimas. Algunas de ellas fueron golpeadas con cadenas de metal, palos, sillas e incluso con cuchillos.
El informe de HRW lamenta la negligencia del gobierno egipcio ante esta problemática, advirtiendo que podría desembocar en una cultura de impunidad. En respuesta a la magnitud de estos incidentes, grupos en El Cairo han comenzado a identificar el abuso sexual y a proteger a las mujeres durante las protestas. Algunos de estos ataques han sido dirigidos específicamente a periodistas extranjeras.
Hasta el momento, los responsables de estos ataques no han sido detenidos ni correctamente identificados. Sin embargo, se sospecha que algunos de ellos pertenecen a grupos de matones que se aprovechan de la ausencia de la policía en la plaza Tahrir para cometer estos asaltos.
Grupos de militantes contra la violencia creen que estos actos están destinados a disuadir a las mujeres de participar en manifestaciones contra el gobierno y empañar la imagen de los emblemáticos eventos que tienen lugar en la plaza en favor de los movimientos pro-democracia.
En resumen, la plaza Tahrir de El Cairo se ha convertido en un lugar de terror para las mujeres, con casi un centenar de agresiones sexuales informadas en solo dos días. A pesar de la gravedad de la situación, el gobierno parece no tomar las medidas necesarias para poner fin a esta violencia o castigar a los responsables. Mientras tanto, las mujeres en El Cairo continúan siendo víctimas de estos abusos, lo que pone en peligro su seguridad y limita su participación en la vida pública y política del país.