
El reciente partido de fútbol entre el Real Madrid y el Barcelona, conocido como «El Clásico», ha terminado y ha dejado muchas impresiones. El Real Madrid no necesitó estar en su mejor forma, solo necesitó de su espíritu para enfrentarse a un Barcelona que parece incapaz de sostener sus goles, ya sea en Montjuic, el Bernabéu, la Champions o la Liga. Esta parece ser una tendencia persistente para el Barcelona, una travesía por el desierto que, pronto, Xavi abandonará. Su abrazo a Ancelotti se interpreta como un abrazo de adiós.
Por otro lado, Bellingham se convirtió en la figura de esta Liga, que se resuelve de la misma manera que comenzó, aunque este último acto le debe mucho a un jugador poco reconocido, Lucas Vázquez. Este equilibrio entre el brillo y el trabajo duro es la clave del éxito del Madrid, un campeón virtual que se dirige hacia otro Grial.
Lamine Yamal comenzó de la misma manera y en el mismo lugar donde abandonó el campo ante el PSG, con la cara de quien se pregunta qué ha hecho. Su juventud, al igual que la de Cubars, es la única prueba de vida que deja este Barcelona, obligado a reinventarse frente a un Madrid fuerte en juego, en caja y en estadio.
Camavinga sufrió a manos de Lamine Yamal, quien tiene la velocidad que puede hacer sufrir a cualquiera. El Barcelona, por otro lado, parece estar entre la depresión y la desesperación. La victoria en el Bernabéu era la única forma de mantener viva una quimera y de no convertir el resto de la temporada en un tormento.
Equipo y jugadores parecen no estar dispuestos a jugar por nada, especialmente los involucrados en la próxima Eurocopa y Copa América. Esta es una mala noticia para Xavi, que ya ha anunciado que se va. Rafa Márquez está preparado para ocupar su lugar, pero la manera en que termine puede ser aún peor si los jugadores no muestran la profesionalidad necesaria.
En su desesperación, el Barcelona comenzó a ejercer una presión alta desde el principio. Esta estrategia dio frutos contra un Madrid contemplativo, con Lucas Vázquez regresando a la derecha después de un esfuerzo titánico de Carvajal en Manchester.
El primer gol del Barcelona llegó en un balón parado, de forma paradójica, dada la eficacia del Madrid en el Etihad. Un error grave del reciente héroe de la Champions, Lunin, permitió a Christensen anotar.
Sin embargo, el Madrid tuvo que sobreponerse a los goles del Barcelona en dos ocasiones. En la segunda mitad, un centro de Lamine Yamal encontró a todos fuera de posición. Ferran Torres engañó a Lunin y su rechace lo cazó Fermn, uno de los cambios de Xavi que entró con todo en el partido.
Lucas Vázquez, por su parte, fue el protagonista de las dos acciones que permitieron al Madrid empatar el juego y asegurar la Liga. En primer lugar, fue objeto de un penalti de Cubars; luego, llegó al área para anotar contra Ter Stegen. Como socio para transformar el penalti o para recibir la asistencia estuvo Vinicius. Finalmente, Vázquez asistió a Bellingham en el minuto 91, una imagen que parece representar el título.