
El 28 de mayo de 2022, poco antes de la final de la Champions en París, Andrea Marcolongo, una destacada escritora italiana, ingresó en el Museo de la Acrópolis de Atenas para pasar la noche entre los restos de los frisos y las metopas del Partenón. Fue recibida con una cordialidad mediterránea, sin que nadie le pidiera siquiera el pasaporte. La editorial francesa Stock se había encargado de todos los trámites necesarios.
Marcolongo no es una extraña en el mundo de la literatura sobre el mundo clásico. De hecho, se ha ganado el título de «Heroína griega» en Italia y Francia, similar a lo que Irene Vallejo representa en España. Sin embargo, al llegar al moderno edificio de hormigón y cristal del museo, se sintió como una impostora, una extranjera con buenas intenciones, pero con un conocimiento limitado de la lengua griega.
Marcolongo pasó la noche en el museo con varios objetos personales, incluyendo un plátano, una botella de agua, un cuaderno de notas y un cepillo de dientes. Cuando el sol comenzó a asomarse por las cumbres del Licabeto, se quitó los zapatos y comenzó a leer. No era Homero ni Platón lo que estaba leyendo, sino la biografía de Lord Elgin, el saqueador de obras de arte más famoso de la historia.
Entre 1801 y 1805, Lord Elgin, séptimo conde de Elgin y embajador británico del Imperio otomano, maniobró astutamente para expoliar las reliquias del Partenón. Marcolongo describe la acción de Elgin como la de un carnicero que corta las mejores tajadas de carne para su cliente. A pesar de los esfuerzos de figuras como Lord Byron, que lanzó una dura campaña contra Elgin, las obras nunca fueron devueltas a Atenas.
En su libro, «Desplazar la luna», Marcolongo aborda la cuestión del saqueo de obras de arte en tiempos de dominación colonial. Sin embargo, en lugar de tomar una posición dogmática, busca elevar el nivel del debate sobre la restitución del patrimonio arqueológico. Según Marcolongo, la restitución de estas obras de arte no solo implica un acto de justicia, sino también una reafirmación del valor de la cultura clásica en nuestras vidas.
Marcolongo también se enfrenta a su propia condición de mediadora en el conflicto. A pesar de su éxito como autora de libros sobre Grecia, se cuestiona la legitimidad de su papel. En cierto modo, reconoce que la cultura occidental ha seguido un patrón similar, apropiándose de cosas sin sentir culpa.
Antes de mudarse a Francia, Marcolongo escribió discursos para el Partido Democrático de Matteo Renzi en Italia. Aunque se avergüenza de los 20 años de liderazgo de Berlusconi, también reconoce los esfuerzos de Italia para devolver obras de arte saqueadas, como el conocido como ‘Fragmento Fagan’, una lastra de mármol pentélico que custodió durante décadas el Museo Arqueológico Antonio Salinas de Palermo.
Para Marcolongo, el verdadero desafío no son las piedras del Partenón, sino las ideas y valores del mundo clásico que representan. Asegura que la cultura occidental se ha apropiado de los principios de la democracia, pero ha olvidado de dónde surgieron.
En su libro, Marcolongo diferencia entre las obras adquiridas legítimamente y las que fueron expoliadas. Propone un principio de trazabilidad obligatorio para todos los museos, promoviendo políticas de libre circulación de obras de arte para facilitar los préstamos temporales entre instituciones. Para Marcolongo, la solución no es vaciar los museos, sino iniciar un diálogo que no se base en el miedo, el paternalismo o la hipocresía. Sin embargo, advierte contra las soluciones rápidas y llama a un enfoque reflexivo y equilibrado en la cuestión de la restitución del patrimonio cultural.