
El debate ya no gira en torno a si Irán atacará a Israel, sino cuándo, cómo y desde dónde se llevará a cabo dicho ataque. La respuesta a estas preguntas podría indicar si estamos presenciando otro episodio en la larga rivalidad entre dos naciones que una vez fueron aliadas, antes de la Revolución Islámica de 1979, o si estamos al borde de su primera guerra abierta.
La administración de Joe Biden se ha visto obligada a responder a estas preocupaciones, ya que su aliado Israel ha estado en estado de alerta desde que un ataque aéreo israelí mató a siete oficiales de la Guardia Revolucionaria iraní en Damasco la semana pasada. Desde Washington, se estima que Irán ha decidido llevar a cabo un ataque «significativo», posiblemente antes de que finalice el Ramadán.
La incertidumbre radica en si Teherán responderá de manera directa por primera vez, o si como hasta ahora, lo hará a través de sus milicias en Líbano, Irak, Siria o Yemen. En Gaza, sus aliados Hamas y Yihad Islámica no necesitan un permiso explícito para lanzar proyectiles contra Israel. El resultado de esta incógnita podría cambiar el marco regional en el que Irán e Israel han estado chocando de forma indirecta y anónima.
El jefe del Estado Mayor del Ejército iraní, el general de división Mohammad Bagheri, prometió que el ataque de Israel «no quedará sin respuesta». Bagheri prometió que sus «valientes hombres se vengarán» y que el «fuego de Gaza» -una situación que Teherán no inició pero sí alentó- «continuará hasta el colapso y la destrucción de Israel».
La respuesta iraní podría incluir el uso de misiles balísticos disparados desde Irán. Si esto sucede, es probable que el ejército israelí responda atacando directamente a Irán y no a los grupos proiraníes en otros países.
Estas amenazas se produjeron durante el funeral del general de brigada Mohamed Reza Zahedi. Las bajas también incluyeron a Haji Rahimi y al general Hossein Aman Allahi, figuras importantes en la infraestructura armada de Irán en la región.
El comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Hosein Salami, y de la Fuerza Quds, Esmail Qaani, también insistieron en que su organización «responderá a las demandas populares de castigar a la entidad sionista y a sus partidarios tras el crimen en Damasco».
Los Estados Unidos están en alerta máxima, preparándose activamente para un posible ataque significativo de Irán que podría ocurrir en la próxima semana contra objetivos israelíes o estadounidenses en la región. Las fuentes apuntan a que el objetivo podría ser una instalación diplomática israelí, o posiblemente objetivos militares o de inteligencia en Israel.
Según las fuentes iraníes, su país ha puesto a su ejército en alerta y ha decidido que esta vez reaccionará de forma directa «para crear disuasión». Israel y EE.UU. creen que el ataque podría llegar desde Irán, aunque sin que desemboque en una guerra que también podría perjudicar su programa nuclear.
En una reciente y tensa conversación con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, Biden expresó sus críticas a la ofensiva en la Franja de Gaza en términos de protección de civiles y ayuda humanitaria. Biden también expresó su deseo de un alto el fuego inmediato y su apoyo inquebrantable ante cualquier ataque de Irán.
Mientras tanto, Israel ha estado reforzando su defensa antiaérea. La Fuerza Aérea de Israel ha estado hiperactiva durante los últimos seis meses, golpeando a Hizbul y otras milicias en un intercambio intenso de golpes. El ataque más significativo contra la Guardia Revolucionaria de los últimos años ha abierto un período de tensa espera en la región.